Satisfecho, aunque no pleno, y con el sinsabor de no haber acabado con el microtráfico, se va el comandante de la Policía Antioquia, coronel José Acevedo Ossa.
En diálogo con El Colombiano, el oficial, que fue llamado a hacer curso de brigadier general y a comandar la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural, hizo un balance de su gestión y habló de sus alegrías, tristezas y los momentos que marcaron su paso por esta división.
¿Cuál es su sensación al dejar el cargo y la región?
"El paso por acá me deja satisfecho, pero no a plenitud. Hay reducciones en todos los índices de delincuencia, y se demuestra con cifras, pero hay que solucionar muchas cosas. Eso lo va a seguir haciendo el coronel Chavarro, que ya conoce la problemática de Antioquia".
¿Queda amargura por la violencia en el Nordeste?
"Allí hay algo puntual: la presencia de bandas criminales. En 2012 se dio un enfrentamiento entre ellas, no había nada en el ámbito judicial en su contra y en un tiempo récord se logró sacar órdenes de captura, judicializar a muchos urabeños y rastrojos y se hicieron importantes capturas. Acabarlas es un reto".
¿Le da amargura que hasta funcionarios públicos se alíen con estos criminales?
"Sí, pero todo va saliendo a la luz, no hay delincuente que salga avante, todos son capturados o dados de baja".
Lo escuché decir que el microtráfico lo deja triste...
"No pudimos acabarlo, pero esa es la intención en todas las regiones, hay un trabajo muy avanzado y el compromiso de todas las instancias, Fiscalía, Gobernador, secretario de Gobierno, que va dando frutos".
¿Algún operativo lo dejó plenamente feliz?
"Hay muchos, la captura de los seis delincuentes que hicieron la matanza en Santa Rosa, pero no hay felicidad total, ellos generaron 10 muertes innecesarias. Podría decirle de los cabecillas del Nordeste, dentro de ellos una personalidad importante de esa región; cabecillas de la subversión, pero falta capturar otros, hubo operaciones importantes en el Norte, el Occidente, cabecillas que generaron inseguridad, pero aún hay presencia de ellos".
¿Su momento más triste fue el asesinato de dos oficiales de carreteras?
"Sí, es el hecho más triste que me marcó, la muerte del coronel Flórez y un auxiliar que nos mataron en Cáceres en una erradicación manual, eso genera tristeza, no debería pasarle a un hombre que trabaja por la comunidad".
¿Cómo cae en la Policía que capturen delincuentes y los jueces los dejen libres?
"Somos complemento, uno se siente a veces insatisfecho, hice este trabajo y me lo soltaron, pero hay que entender la normatividad jurídica y nuestras leyes son muy garantistas, eso genera que seamos más profesionales y hagamos trabajo mancomunado con fiscales".
¿Le tocó enfrentar corrupción de uniformados?
"Siempre fuimos transparentes, los policías no pueden cambiar su juramento, nuestra vocación es velar por la seguridad ciudadana y no podemos generar intranquilidad; en estos dos años se capturaron policías, se pusieron bajo la justicia unos diez, otros fueron retirados y se hicieron investigaciones penales".
¿Qué prefiere: dar de baja a un delincuente, capturarlo o que él se entregue?
"Uno nunca quiere acabar con la vida de una persona; si toca hay que hacerlo, la Constitución nos faculta y nos regula; me parece que capturarlo genera satisfacción, pero es más satisfactorio que reconozca que está fallando, que se entregue, que confiese y se acoja a la ley".
¿La gustaría volver?
"Tengo abuelos antioqueños, soy caldense, son similares costumbres, yo sí quisiera volver, ya sea para la Metropolitana o la región, y no dentro de mucho tiempo, ja, ja, ja".
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