Hace pocos días asistimos a un acto trascendental que cambiará la historia de Antioquia y de su capital.
El hecho pasó casi inadvertido en los grandes medios de comunicación del país que se ocuparon del atentado terrorista en Bogotá, pero su resonancia para los paisas tendrá eco durante los próximos cien años para beneficio de todos.
Se trata de la alianza que se selló entre la Gobernación de Antioquia, su Instituto para el Desarrollo de Antioquia (Idea) y la Alcaldía de Medellín, con sus Empresas Públicas, EPM, para la construcción de la hidroeléctrica Pescadero-Ituango.
El megaproyecto, que generará 2.400 megavatios y que se surtirá de las aguas del histórico río Cauca, regará beneficios a los 125 municipios de Antioquia durante décadas, como lo ha reiterado en varias ocasiones el gobernador Luis Alfredo Ramos Botero.
Por primera vez, ya no serán las rentas del vicio como los juegos de azar, el tabaco o el licor los que financien la salud y la educación en el departamento sino la energía que se producirá en Hidroituango.
Y por primera vez, también, los beneficios económicos de una hidroeléctrica no serán sólo para el Municipio de Medellín como propietario de EPM, porque esta vez Hidroituango será de todos los antioqueños, de todos y cada uno de quienes habitan en sus municipios.
A lo anterior se suma el otro megaproyecto que cambiará la historia de Antioquia y de su capital, el de las Autopistas de la Montaña, que sacarán del encierro al que durante siglos ha estado sometida la capital antioqueña en medio de un departamento que si es impulsado económicamente desde Medellín, puede ser tan próspero e industrializado como la ciudad misma.
El alcalde de Medellín, Alonso Salazar Jaramillo, dio un gran paso al asociarse con el gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos Botero, en estos dos proyectos futuristas, no sólo porque los beneficios de ambos también serán para la ciudad sino porque comprendieron que la Medellín del Siglo XXI no puede ser una isla en medio de poblaciones que todavía caminan rezagadas.
Ya pasarán esos tiempos en los que Medellín lo era todo para los antioqueños y los demás municipios eran segundazos a la hora de buscar oportunidades laborales y de bienestar.
Claro, por obvias razones, la ciudad siempre ha sido de prosperidad e industrialización, muy lejos de lo que son muchos municipios antioqueños, a donde por fortuna ha llegado la presencia de la actual administración Departamental a tratar de ponerlos acorde con las necesidades actuales en bienestar social y empleo.
Pero a futuro la historia será otra, porque al Medellín integrarse al resto de Antioquia estará viendo que la región también sale adelante para beneficio de todos sus habitantes, incluso de los propios medellinenses.
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