El miedo a quedarse sin lo poco que tienen o la excesiva confianza en que Galeras su "amigo" no les hará nada, podrían ser algunas de las causas para que solo 692 personas de las cerca de 5.000 que habitan en la zona de influencia del volcán hubieran atendido el llamado del Gobierno para que buscaran refugio en los 9 albergues habilitados.
Ayer a las 4 a.m. el Ingeominas declaró la alerta roja después de la erupción del volcán cuyas cenizas se esparcieron por las poblaciones de La Florida, Sandoná, Nariño, Ancuya y Linares.
En Sandoná y Ancuya se tomaron muestras de agua para verificar que la ceniza no hubiera contaminado las fuentes del acueducto.
De rojo a naranja
A las 11 a.m. las cifras sobre el número de personas que acudieron en busca de refugio eran confusas: el Ministerio de Protección Social señalaba que eran 430 y la Dirección de Gestión de Riesgo señalaba que eran 312.
Sin embargo, a las 6:50 p.m. cuando el Ingeominas cambió la alerta de rojo a naranja, los campesinos sintieron un respiro y decidieron -pese a las advertencias- volver a sus casas.
La Policía activó la línea 1,2,3 de emergencias para que las personas en la zona de riesgo puedan recibir ayuda o resolver dudas.
El Ministerio de Protección Social activó la red hospitalaria no solo de Nariño sino las del Valle y Bogotá para que presten apoyo en caso de ser necesario.
Los albergues tendrán control
En el corregimiento Mapachico, de Pasto, la gente temía que los ladrones -que siempre aprovechan la declaración de una emergencia- lleguen a robarse no solo lo que tienen en su casa sino las cosechas, sus vacas y hasta las gallinas.
En las otras zonas aledañas al volcán también denuncian la llegada de vividores que quieren encontrar comida y alojamiento gratis debido a la emergencia.
Por eso, los usuarios insisten en que se tenga una especie de censo que permita determinar quién es de la región para así garantizar que la ayuda llegue a buenas manos.
"En el albergue de Potrerito habían unas cuatro familias con acento paisa. Decían que tenían casas alquiladas en la zona del volcán, pero se notaba que no eran de esta zona", indicó un habitante de Pasto quien pidió reservar su identidad.
El otro inconveniente, son las deficientes condiciones de algunos de los albergues. Los que estaban en el de Potrerito, aseguraron que no contaban con luz ni atención médica.
La directora de Gestión de Riesgo, Luz Amanda Pulido, aseguró que los nueve albergues son atendidos por la Cruz Roja y la Defensa Civil y tienen alimentos con lo cual se podrá prestar una atención adecuada a quienes buscan refugio en ellos.
Sin embargo, advirtió que se pondrán controles para que la gente no abuse.
"No deben ser tomados como un restaurante donde la gente va desayuna, almuerza y come y se retira otra vez hacia la zona volcánica alta. Allí va a haber un control por parte de la Defensa Civil para que la gente que permanezca en ellos sea la que realmente tenga el acceso a todos los temas de salud y de protección, que se tienen en esas zonas", explicó la funcionaria.
Recordó que ante el riesgo permanente que representa el Galeras el Gobierno comenzó un plan de reubicación que arrancó con la declaración de zona de desastre.
Este año 145 familias se han acogido al proceso para lo cual se han desembolsado 8.000 millones de pesos. Se está en proceso de negociación de 164 predios.
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