Estados Unidos negó el martes las acusaciones del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de que diplomáticos acreditados en Caracas estarían urdiendo un complot para desestabilizar el país sudamericano, aunque poco después el mandatario insistió en su denuncia.
El líder socialista dio el lunes un plazo de 48 horas para que tres funcionarios de la embajada estadounidense en Caracas abandonen Venezuela tras acusarlos de conspirar, junto a la oposición política, contra su gobierno.
"Rechazamos por completo las acusaciones de la participación del Gobierno de Estados Unidos en cualquier tipo de conspiración para desestabilizar al Gobierno de Venezuela", dijo la embajada estadounidense en Caracas en una nota verbal.
La embajada de Estados Unidos en Caracas recibió la noche del lunes una nota diplomática en la que se declaró persona non grata a la encargada de negocios, Kelly Keiderling, y a los funcionarios Elizabeth Hoffman y David Moo.
"Rechazamos las alegaciones específicas contra los tres miembros de nuestra embajada", agregó la misión diplomática.
Estados Unidos podría tomar medidas, pero aún se están considerando las acciones a aplicar, advirtió.
Dimes y diretes
Desde que ganó la presidencia en abril, Maduro ha acusado a sus opositores de fraguar, junto con Estados Unidos, planes de magnicidio, acaparamiento de productos de consumo masivo para generar escasez y sabotajes al sistema eléctrico venezolano.
Maduro presentó en cadena nacional de radio y televisión un vídeo con fotos de los funcionarios estadounidenses en reuniones con políticos opositores en el suroriental estado Bolívar como prueba de la supuesta conspiración.
"Esta medida está justificada con el derecho internacional. No voy a permitir que estos funcionarios se estén reuniendo de manera descarada y hablando de paro, sabotajes, movilizando dinero, ofreciendo dinero", dijo al defender su posición.
Sin embargo, la embajada dijo que los tres funcionarios se encontraban cumpliendo compromisos diplomáticos, como suelen hacerlo con frecuencia con distintos sectores de la nación petrolera sudamericana.
Desde el 2008, ambos países carecen de embajadores en sus respectivas sedes diplomáticas.
Los desacuerdos diplomáticos entre Caracas y Washington fueron heredados por Maduro de su mentor, el fallecido Hugo Chávez, quien siempre vio en Estados Unidos a un enemigo de su revolución socialista.
En su punto más álgido, los intercambios verbales entre ambos llevaron a Venezuela a amenazar con cortar el suministro de petróleo hacia Estados Unidos, el principal mercado del crudo del miembro de la OPEP, pero nunca llegó a mayores.
Con la asunción de Maduro se inició un acercamiento entre ambos países liderado por el canciller Elías Jaua y el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
Sin embargo, las conversaciones nunca llegaron a buen puerto por la negativa de Washington a reconocer expresamente la victoria de Maduro en las elecciones presidenciales de abril, que fueron cuestionadas por la oposición.
"Hasta que el Gobierno de Estados Unidos no entienda que tiene que respetar a Venezuela, que es un país soberano, sencillamente no habrá relaciones cordiales, ni habrá comunicación cordial", concluyó Maduro.