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Moravia y Tenche: el más grande y el más chico

SEGÚN DATOS DE la Alcaldía, Moravia es el barrio más habitado de la ciudad con 39.488 residentes. Tenche solo tiene 22 moradores. Los contrastes de los que poseen muchos vecinos y los que se acostumbraron a no tenerlos.

  • Moravia y Tenche: el más grande y el más chico | Juan Fernando Cano | Moravia es el barrio más habitado de la ciudad y hace parte de la comuna 4 (Aranjuez). En contraste con Moravia, a Tenche solo lo conforman seis casas. Sus principales vecinos son talleres, restaurantes y varias industrias.
    Moravia y Tenche: el más grande y el más chico | Juan Fernando Cano | Moravia es el barrio más habitado de la ciudad y hace parte de la comuna 4 (Aranjuez). En contraste con Moravia, a Tenche solo lo conforman seis casas. Sus principales vecinos son talleres, restaurantes y varias industrias.
08 de enero de 2012
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En Moravia el olor a pan fresco se extiende por las esquinas, la ropa se seca en los balcones y hasta en los alambres de la luz, y por sus recovecos los niños juegan. En Tenche los buses dejan su estela de hollín, a los vecinos los separan bodegas, talleres y parqueaderos y recorrerlo no demora más de 10 minutos.

Uno es el barrio con mayor número de habitantes de Medellín: 39.488 pobladores y está en proceso de transformación; el segundo, con 22, se aferra a su suelo para salvarse de la extinción.

Quizá hubo más sorpresa en Moravia al saber que, según estadísticas de la Alcaldía, eran tantos. En Tenche no hubo espacio para el asombro, solo sonrisas irónicas y un, "¡ah!, eso se sabía".

En la comuna 4-Aranjuez, el morro de Moravia, el que fue basurero y hoy cierran con enrejados de colores y paseos urbanos, sobresale. Tenche está en la comuna 15-Guayabal, sobre la calle 30A, en la misma cuadra del Cerro Nutibara, entre Coordinadora y la carrera 65. Y, ¿cómo es vivir en el barrio más grande y en el más pequeño?

Moravia: una historia dura
Una peluquera le hace un corte moderno a un muchacho, un niño se refresca con una malta en la acera, las notas de un tango se escapan por un balcón y las mamás se pasean con sus bebés por el Parque Lineal La Bermejala.

A un costado del río Medellín, a dos kilómetros del centro y sobre un territorio de unas 42 hectáreas, se encuentra Moravia, cerca del Jardín Botánico, del Parque Norte y de Explora.

Marta Pérez barre y mira su barrio desde la terraza. "Es bueno, tranquilo y amañador". Desde allí se divisa la nueva cancha sintética.

Hace 36 años que José Agustín Londoño, presidente de la Junta de Acción Comunal de Moravia Oriente, llegó al sector. Había cafetales, tomateras, palos de aguacate y "mucho monte".

Del antiguo basurero se suplían muchos: en él vivían y de él sacaban su sustento. "Se empezó a poblar, llegaron familias desplazadas del Valle, la Costa y Chocó. Se acomodaban en pequeños lotes, en ranchos de madera".

Entonces, por muchos años, esa historia de Moravia la marcaron desalojos, manifestaciones, problemas de orden público e incendios. No fue fácil, pero han salido adelante, afirma Jeison Vergara, también de la Junta.

El Parque Lineal, el Centro de Desarrollo Cultural, el Parque de los Encuentros y la pavimentación de las vías, les trajeron tiempos mejores. Un macroproyecto y una gerencia para Moravia, llegaron, además, con la construcción y adquisición de vivienda nueva y usada de interés social. Y el proceso sigue. "Un reordenamiento territorial no es fácil", opina el presidente de la Junta.

A algunos moradores los reubicaron en otros barrios y eso trajo procesos que no estuvieron libres de complejidad, dice José Agustín.

"Vamos por buen camino, pero a la gente le preocupa que con las mejorías se disparen los costos de vida, pues priman familias de estratos 1 y 2, y algunas 0".

El Bosque, El Oasis, El Morro, Paralela, La Herradura y Moravia Oriente son algunos sectores que parecen barrios dentro del gran barrio. Incluso hay otro bien conocido: Chocochiquito.

Desde el morro se siente correr una brisa y se observa cómo los jardines de un paseo peatonal florecen en sus alrededores. Hoy es un barrio seguro, que va mejorando de a poco, piensa Claudia Ramírez, con mucho comercio y con habitantes que luchan por superarse.

Muchas fachadas exhiben colores vivos. Y es que a pesar de las carencias que aún permanecen en el barrio más habitado, la apuesta es por la esperanza.

Tenche y los viejos recuerdos
Son pocas, pero las viviendas que sobreviven son amplias. La de Fabiola Hernández tiene siete habitaciones y le caben hasta sus grandes figuras de la Virgen María y del Corazón de Jesús. Una lavadora en la entrada hace las veces de mesa auxiliar.

Lleva más de 50 años en el pequeño Tenche y aunque su memoria le falla un poco, comenta que antes era un barrio normal, poblado con casas, no con empresas, pero la gente fue vendiendo.

Ya se acostumbró a vivir sin muchas familias vecinas en esta residencia de fachada verde, en la que también habita su perro Peter.

Tiene cerca talleres, chatarrerías, restaurantes, empresas de icopor y de repuestos y el Cerro Nutibara. Justo al lado de la empresa Coordinadora está el segundo piso de 120 metros cuadrados en el que Inés Naranjo y Horacio Álvarez residen hace 44 años. "Esto se volvió muy industrial por la ubicación estratégica que tiene", expresa Inés, que reconoce que les han ofrecido compra por las viviendas, pero que no se atreven a dejar su barrio, ya se adaptaron.

Abajo habitan los hermanos de Horacio. "Nos dio pesar cuando la gente se empezó a ir, los diciembres eran muy animados", asegura Ercilda Álvarez.

Olmer Múnera, de la Junta de Acción Comunal de Trinidad, recuerda que esta era zona de futbolistas y de "picaditos", y que todo transcurría con el movimiento normal del antiguo matadero de ganado, próximo a la 65, donde hoy quedan unas oficinas de UNE.

Según Luz Correa, que montó una tienda en un extremo de su casa materna, Tenche era muy inseguro. Ha mejorado, reconoce.

En una paila prepara frituras. Tampoco extraña tener muchos vecinos, se acostumbraron a ver pasar gente nueva, a los buses que van por la 30A y a ser pocos, tan pocos, que los ojos no identifican tan fácil las seis casas de este barrio mimetizado en una zona industrial.

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