Nelson Mandela luchó por la igualdad y el respeto de los derechos de los negros en Sudáfrica, su país natal.
El líder, uno de los personajes más influyentes del siglo XXI, pasó varios años en prisión por combatir las políticas de segregación impuestas por el Apartheid, un sistema de segregación racial.
Madiba (abuelo venerable) como se le conoce en Sudáfrica, nació negro en un país dominado por blancos racistas. Por eso, su lucha estuvo marcada por una búsqueda de equidad.
En 1948, el Partido Nacional de Sudáfrica (PN) ganó unas elecciones en las que solo podían votar los blancos, y estaba instalado el Apartheid.
El Congreso Nacional Africano (CNA) hacía frente a la situación intentando hacer valer los derechos de la población negra.
A esta organización se unió Mandela en 1942, quien promovió actos de desobediencia civil como forma de protesta ante la situación. Finalmente fue arrestado y acusado de alta traición por lo que se le llegó a considerar un terrorista.
El sudafricano fue el prisionero número 46664 en la isla de Robben. Allí permaneció durante 18 de sus 27 años de presidio.
Mientras estuvo en la cárcel, realizó trabajos forzados en una cantera de cal, donde los prisioneros fueron segregados por raza, y los negros recibían menos raciones. Mandela solo tenía permitido recibir una visita y una carta cada seis meses.
En la prisión también estudió por correspondencia a través del programa externo de la Universidad de Londres, y obtuvo el grado de Licenciado en Derecho.
En 1982, Mandela fue trasladado a la prisión de Pollsmoor. Se cree que esta trasferencia se realizó para evitar que influenciara la formación de una nueva generación de jóvenes activistas negros que compartían con él en la cárcel de la isla de Robben.
En 1988 fue reubicado nuevamente en Víctor Verster, donde permaneciendo hasta el 11 febrero de 1990, cuando el expresidente de Sudáfrica, Frederik Willem de Klerk, anunció su liberación, influenciado en gran medida por la comunidad internacional.
En abril de 1994, fiel a sus ideales de reconciliación, Mandela tomó las riendas de la transición del país y asumió la presidencia. En el poder, mantuvo la coherencia con sus ideales de igualdad, libertad y democracia.