Dos versiones, que hasta ahora están siendo exploradas por las autoridades judiciales, se entrelazan frente a la extraña muerte de una niña de ocho años en el corregimiento Mesitas, de Hacarí, Norte de Santander.
Según testigos, la pequeña recibió un mortal balazo de fusil en la cabeza en medio de un intercambio de disparos entre soldados y guerrilleros. Otros declarantes aseguraron que un pariente de la víctima fatal, al manipular un arma, accidentalmente le disparó.
El comandante de la Brigada 30 del Ejército, coronel Alberto Romero, le salió al paso a las dos hipótesis del caso y precisó que las tropas no han sostenido enfrentamientos en Mesitas.
El oficial sostuvo que guerrilleros de la zona suelen lanzar tatucos y disparar indiscriminadamente buscando atentar contra soldados. Así las cosas, no se descarta que finalmente terminen lesionando a la población civil.
La niña fue impactada cuando se encontraba en el patio de su casa, en la finca La Argentina. Tras resultar lesionada fue transportada al casco urbano de Hacarí, pero de camino, a la altura de la vereda La Loma, falleció.
