El mundo de la droga es de billones de pesos y centavos. De opulencia y miseria. En Colombia a una familia de raspachines les toma un año ganarse 17,4 millones de pesos. En las calles de Estados Unidos, a un vendedor le basta colocar entre sus clientes un kilogramo de cocaína para llevarse 240 millones de pesos, o sea el salario del miedo que, en 365 días, devengan 14 familias cultivadoras de hoja de coca.
Desigual no es solo el reparto de la renta. También lo es la distribución de los riesgos, porque es en las naciones de los cultivadores donde corre la sangre que genera la disputa del negocio ilícito. Y todo, por "migajas" que, sin embargo, se cuentan por millones.
En el caso de Antioquia, departamento situado en la región central del país y habitado por más de 5,5 millones de personas, la cocaína oxigena el circuito económico con cerca de un billón de pesos. Así se infiere del cruce de datos de la Gobernación de Antioquia, organismos de inteligencia y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNOCD).
Eso es mucho y "poco", a la vez, como para seguir en el terreno de las paradojas. Mucho, porque 500 millones de dólares se convierten en una amenazante riqueza en manos de actores armados ilegales. Ellos, llámense Farc, Eln o bandas emergentes al servicio del narcotráfico, controlan los territorios con mayores sembrados, ubicados en el Nordeste y el Bajo Cauca.
Y, "poco", porque las cuentas para llegar a esos 980.000 millones de pesos anuales parten de un estimado de 4.553 hectáreas de cultivos ilícitos. Esta es el área que Naciones Unidas reportó para finales de 2009. Lo curioso es que un reciente informe oficial de la Gobernación de Antioquia indica que, en 2010, fueron erradicadas en este departamento 11.518 hectáreas de cultivos ilegales.
Es decir, se erradicó el "stock" o inventario del 2009 y, adicionalmente, 6.965 hectáreas que, o bien no alcanzaron a ser captadas en las fotos satelitales en su momento, o fueron sembradas después por los narcos y casi simultáneamente eliminadas por el Gobierno Nacional en forma manual o vía aspersión aérea. ¡Tremendo balance!
¿Cuántas de esas hectáreas erradicadas alcanzaron a ser productivas, considerando que hay variedades, como la "Tingo María", que pueden ser cosechadas hasta seis veces en el año, o la "Caucana", que da tres cosechas por año? ¿Qué rentabilidad real puede tener este negocio, como para que los narcos implicados en esta cadena soporten la pérdida de 11.518 hectáreas que, en teoría, podrían generarles más de 2 billones de pesos?
Con un agravante: solo a mediados del presente año se podría conocer el nuevo "stock" de cultivos ilícitos en el departamento, con corte a diciembre de 2010. En forma extraoficial, fuentes de Naciones Unidas estiman que no bajarán de 4.400 hectáreas. El negocio, pues, se resiste a morir.
Y no solo en Antioquia. También en Colombia, en donde, el cálculo de los recursos movidos por la coca supera los 14 billones de pesos, en un circuito que da mayores beneficios a medida que se acerca al consumidor final y en el que el tráfico internacional explica 9,2 billones de pesos.
Según organismos de inteligencia, Japón es el destino más lucrativo. La inversión para entrar allí una tonelada del alcaloide, incluyendo "mordidas", es de 27,8 millones de dólares, pero quienes "coronan" se ven recompensados con 70,9 millones de dólares.
Volviendo a la opulencia y la miseria: esa tonelada de cocaína le reporta a un puñado de narcos 141.000 millones de pesos. Es prácticamente imposible que una familia de raspachines vea tanto dinero junto, pues equivale a su ingreso de 8.103 años de un trabajo que se realiza, muchas veces, en campos cercados por minas antipersonal.
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