Pero muy llenos de felicidad para todos, para el más pequeñito de los cartílagos humanos, para el último vello de los tejones, para el más ligero salto de los conejos, para los que han viajado buscando o en dolorosa huida; para los elefantes y su estruendosa carne. Felicidad para los que hacen polleras de algodón. Dicha sin fin para el tornillo que duerme en su maridaje metálico.
Años dichosos para ti que me besaste y te llevaste un trozo de mi carne y de mi alma.
Buen año para el ladrón que descansó de sus malas artes mientras un puntero alcanzaba nuevos tiempos. Nueva felicidad para la pobreza que nos deja reír en la alta noche sin una brizna de preocupación por un futuro que se pierde en el sueño. Felices años para el odio que alguna vez tendrá el color amoroso que todos buscamos. Año bueno a los pinceles y a los computadores que nos permiten llegar hasta los ojos ajenos y lejanos.
Ventura de doce largos meses para los granitos trabajados y un feliz tiempo hasta la otra estrella de los reyes; para los que aman, para el amor y para los que no son amados. Y, en fin, un año más de alegría para la gran tristeza. Buen año para el polvo de Abel, pequeño asesinado, para la quijada del asno y para ti también, Caín...
PAUSA . Si no puedes ver el amor es porque va contigo.
ESCRITOR . Comienzan a mostrarse los nuevos escritores antioqueños, o mejor, colombianos, y de qué manera lo están haciendo. Hoy conozco el caso de José Ignacio Escobar, un joven profesor universitario que, sin mucho estrépito, mejor todavía, sin ninguna clase de ruido, se ha llevado el primer premio del Concurso Nacional de Cuento Jorge Gaitán Durán abierto por la gobernación del departamento de Norte de Santander que no es un simple concurso sino el ejemplo para otros gobiernos nacionales.
José estrena su bibliografía con un tomo que lleva el título de Historia de un hombre que soñó , reunión de varios relatos, indudablemente acertados y bien escritos que muestran, desde el arranque, la vocación ya seguramente definitiva que como decimos de quien tiene valores ciertos, "dará mucho qué hablar". Y mucho qué escribir porque los cuentos de Escobar tienen una señalada madurez y descubren el escritor y al creador como persona que mira el mundo desde sus íntimas vivencias y su agudeza mental. Un saludo más que cordial al amigo y al artista que acaba de entrar a la cueva de los leones...
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