Navidad... Palabra llena de sentido para el mundo cristiano. Palabra que trae recuerdos de una niñez más o menos lejana, según los años que un ser humano ha caminado "haciendo camino al andar". Palabra que, a la vez, nos revive sentimientos de alegría y de tristeza. Navidad... que siempre debería ser una reunión familiar que tenga a los niños como centro.
Navidad o Natividad o Nacimiento es el día del año en el que los cristianos celebramos la llegada del Niño Jesús al planeta Tierra para cambiar la historia del mundo, para traer el mensaje de Dios.
Con el Niño Jesús nace una nueva era. Y Jesús crece dejando una huella y unas enseñanzas, tan vigentes hoy, como hace dos mil años. Si abrimos alguno de los Evangelios, en cualquier página, en cualquier momento, siempre habrá un mensaje y una guía que nos hará reflexionar y podrá darle sentido a la vida de todos y cada uno de los hombres, aun los que no son cristianos, aun los que se dicen ateos.
La Navidad tiene la magia de sacar de cada persona ese pedacito de alma infantil. Esos recuerdos de infancia, cuando buscábamos la estrella que más se nos pareciera a la estrella de Belén. Cuando escuchábamos los villancicos y los cantábamos alrededor de un pesebre en el que siempre han estado José y María al lado del niño recién nacido, del Niño Jesús.
En Navidad los cristianos siempre recordamos a quienes se han ido, son luz y están muy cerca de la LUZ, así con mayúscula, es decir, Dios. Por eso nos gusta ver un cielo cuajado de estrellas y sentir que ellas son nuestros seres queridos que se nos han adelantado en el camino hacia la Plenitud.
Navidad es, debe ser, sinónimo de compartir.
Compartir tiempo, compartir saberes, compartir talentos, compartir sonrisas, compartir una palabra amable salida del alma, compartir lo que se es y lo que se tiene. Este compartir integral es el verdadero sentido de los aguinaldos y, en nuestro país, de los traídos del Niño Jesús.
2010 ha sido un año de dificultades. Por tal motivo, en esta Navidad debe brotar en toda su dimensión la solidaridad, esa imposibilidad de estar felices, si quienes nos rodean no pueden estarlo. Esa imposibilidad de ser felices, si quienes nos rodean no pueden serlo.
A unos los ha golpeado la naturaleza. A otros, la violencia del ser humano: violencia verbal o violencia física; o la violencia de personas que no entienden el poder como servicio.
Que esta Navidad sea una reunión familiar que gire, reiteramos, alrededor de los niños. En la que los niños sean el centro. Una Navidad sin pólvora, sin licor, sin excesos. Una Navidad de villancicos y novena alrededor del pesebre. Una auténtica nochebuena. Una "noche de paz, noche de amor". Una noche en la que todos nos propongamos proyectar ese sentimiento de paz y de amor para que Antioquia, Colombia y el mundo tengan un futuro mejor. Un futuro digno para todos los seres humanos, en especial, los niños de hoy.
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