En particular se le cuestiona por la excesiva cautela mostrada hasta ahora al no enviar tropas para combatir al régimen de Bashar al Assad, ante las evidencias de que está masacrando a su población; o de no responder con contundencia a las provocaciones de Rusia en Ucrania e incluso por haber dado por terminada la intervención militar en Afganistán, que ahora debe enfrentar su propio futuro.
Al sincerarse ante los nuevos cadetes en la prestigiosa academia militar de West Point, Obama expuso esta semana la orientación de su nueva política exterior, con base en un liderazgo en el que el ejercicio del mando no se sustenta en la fuerza militar, aunque esta siga siendo, como les advirtió, "la espina dorsal".
Como hablándole a Pedro para que lo entienda Juan, respondió a sus críticos republicanos que no siempre la guerra es necesaria y que son muchos los males, representados en vidas humanas y cuantiosas pérdidas económicas, los que ha sufrido Estados Unidos por entrar, en forma precipitada, en conflictos internacionales sin prever las consecuencias.
El Presidente norteamericano es consciente del liderazgo que se espera de su Nación, pero no sustentado siempre en la fuerza, lo que reafirma sus creencias que desde su primer año de Gobierno lo hicieron merecedor, anticipado, del premio Nobel de Paz, en 2009.
Tal convencimiento no lo lleva a descartar una acción armada cuando los intereses de Estados Unidos lo demanden o la seguridad de sus aliados lo exija, dejando en claro que no todas las amenazas globales requieren una respuesta militar estadounidense.
Tal enunciado brindó nuevos argumentos a sus críticos, en la prensa y la política, más partidarios de una mano dura, al estimar que la política exterior de Estados Unidos luce hoy débil e indecisa, aunque en las propias toldas demócratas justifiquen la prudencia de su actitud.
Entre tanto, la opinión pública parece dividida y según un sondeo de la cadena CNN hoy cuenta con el apoyo de alrededor del 53 por ciento de los estadounidenses, mientras el 45 por ciento lo desaprueba.
Su postura frente a los conflictos internacionales no implica ninguna variación en su lucha contra el terrorismo. De hecho, tras salir de las dos guerras derivadas de los ataques del 11-S, de 2001, que lo llevaron a acabar con Osama Bin Laden y diezmar a Al Qaeda, y contribuir al derrocamiento de Muamar Gadafi, el terrorismo sigue siendo para Obama la mayor amenaza internacional a la seguridad. De ahí su anuncio de constituir un fondo de 5 mil millones de dólares para ayudar a los países a combatir a las organizaciones terroristas y fortalecer las actividades de inteligencia.
Si bien Obama, en algo más de seis años de gestión, ha estado involucrado en seis conflictos internacionales, la desmilitarización de su política exterior encaja perfectamente en lo que ha sido su pensamiento desde su primera elección. El Obama que cautivó a los norteamericanos y que encuadra mejor con la idea que el mundo tiene de él, despojado de la presión de las guerras heredadas.
OBAMA ES UN LÍDER AUSENTE Y OTROS PAÍSES HAN MOSTRADO UN MAYOR LIDERAZGO
Por JUAN HERNÁNDEZ
Asesor del Partido Republicano
Con todo respeto por el presidente, quienes vivimos en Estados Unidos estamos insatisfechos, pues Obama nos generó una gran esperanza de cambio.
Él hablaba de que no incurrieran en torturas, que Estados Unidos no estaría espiando ni al mundo ni a sus ciudadanos y que cerraría a Guantánamo, esa cárcel horrorosa en Cuba.
En fin, que este país sería diferente y que los ciudadanos americanos tendrían un corazón mejor al que habían estado mostrando en otros gobiernos.
Ha sido una decepción, desafortunadamente para muchos, porque hemos visto que ha habido un espionaje mundial y que todos estamos siendo vigilados como nunca antes.
Tantas promesas que teníamos los hispanos de que se nos diera un trato diferente, no lo hemos visto. E incluso hemos visto con asombro el trato que se da a los veteranos.
Y en política internacional estamos decepcionados de la relación con México, con Centroamérica y con otros países de América Latina, pues es un presidente ausente, que no sabe lidiar con el extranjero. Hay una oportunidad muy grande de trabajar con este continente americano y el señor Presidente pasa de un problema interno a otro, sin aprovechar los amigos que sí tiene esta Nación.
Tiendo a creer que no debemos ser un país que tome la guerra como una opción demasiado pronta, pero hemos visto que otros países han mostrado mayor liderazgo.