Después de conocer el éxito y algunos efectos de la operación Jaque que consiguió rescatar a 15 secuestrados en poder de las Farc, es oportuno preguntar: ¿estamos frente a un punto de inflexión irreversible de la dinámica de seguridad en Colombia? ¿Se ha cumplido el anunciado jaque mate contra las Farc? Es evidente que las Farc están vivas y activas, pero afectadas en su estructura organizacional y cohesión interna. Pese al debilitamiento estratégico, persisten en una confrontación armada irracional con base en un imaginario revolucionario que se resquebraja cada día y además, están inmersas en una lucha guerrillera que hace poco fue declarada en desuso por el comandante Chávez. Por esta razón, en la euforia del triunfo, es bueno recordar que las Farc aún cuentan con capacidad armada y poder intimidatorio que pueden ejercer con el uso del terror, lo cual indicaría que el jaque mate no se ha completado.
La operación Jaque ocupará un sitial de honor en la historia militar universal, no sólo por haber sido una de las más exitosas que se haya realizado para rescatar rehenes, con cero costo en vidas humanas y daños colaterales, sino también, por su diseño operacional creativo, novedoso e imaginativo, basado en una clásica maniobra de engaño, asumiendo el grupo encargado del rescate, el supuesto rol de una misión humanitaria. Además, fue soportada con un componente de inteligencia militar proactivo, persuasivo y muy efectivo. Fue una operación desarrollada sin armas de fuego, con un planeamiento superior, riesgos calculados, apropiada tecnología de punta, ejecutada por especialistas de inteligencia con alto nivel de entrenamiento y conducida por un liderazgo civil-militar competente e idóneo, en todos los niveles de la cadena de mando.
La operación Jaque ha sido un punto de inflexión que cambiará la dinámica de seguridad en nuestro País. Sus mayores efectos, más allá de lo mediático, aún están por venir, por ejemplo: generar un renovado escenario político y un nuevo mapa de la guerra, entronizar de manera definitiva la seguridad democrática y dar por descontada la reelección en 2010, sean cual fueren las afinidades ideológicas de los candidatos presidenciales de turno. Jaque también ha dejado en claro que es la hora del triunfo y no hay marcha atrás; que la consolidación de la seguridad democrática se convirtió en la condición sine qua non para neutralizar la capacidad de recuperación de los actores violentos, y en un mensaje claro para los planificadores estratégicos, porque no habrá victorias absolutas y todo hará parte de un proceso de consolidación que requiere tiempo, voluntad política y fe en la causa, para construir la victoria final y definitiva.
La operación Jaque ha confirmado el grado de profesionalismo y capacidad militar que han conseguido las Fuerzas Militares en su versión 2008, que pasan hoy por uno de los mejores momentos operacionales de su historia. Las dinámicas de seguridad por sí mismas son cambiantes y, en ocasiones, impredecibles en un campo de combate irregular como es el caso colombiano. De tal manera que los logros alcanzados no pueden caer en el vacío por falta de continuidad, sostenibilidad política y financiera de la seguridad democrática, cuya meta por alcanzar es someter a los violentos para doblegar su voluntad de lucha y romper su despliegue estratégico.
Hoy más que nunca, es fundamental administrar los triunfos parciales con prudencia y firmeza, para acariciar con prontitud la paz nacional.
*Mayor General (r), Ejército Nacional
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