Múltiples intereses quieren polarizar al país, porque les interesa la división de los colombianos. Hay personas que saben que un país en conflicto y dividido es manipulable hacia sus beneficios mezquinos: ostentar la rentabilidad monetaria del poder político. Y así, una gran mayoría de colombianos cae en la trampa de la polarización y se deja convencer ingenuamente de que Fulanito de Tal A es el mesías y de que Fulanito de Tal B es el diablo, y viceversa.
Aprovechan los medios para echar leña al fuego y la gente se deja encender la hoguera del odio. Ojo, la primera gran violencia de Colombia fue política y arreció a partir de 1946 con el triunfo presidencial de Mariano Ospina Pérez, empezando así el círculo vicioso: cuando los conservadores tenían el poder arrasaban con los liberales y cuando lo tenían los liberales, arrasaban con los conservadores. Esa violencia partidista "terminó" con el inicio de la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla. Y fue ella la que preparó el terreno para la sociedad que se alimenta de la violencia guerrillera, paraca, organizada, mafiosa, común, etc.
Hoy nuevamente se están caldeando los ánimos; y quienes lo hacen solapada y cínicamente, salen ante los medios presentándose como adalides de la paz. Pero su discurso no es de paz, su discurso pretende presentar un enemigo y echarle medio país encima. Los bandos están construyendo, en el "otro", un enemigo y así preparan perfectamente a la sociedad para lo que ellos buscan: que en los corazones haya el odio suficiente contra ese enemigo, de tal manera que unos y otros sean capaces de llevarlo hasta las últimas consecuencias. Y todos, dizque pensando en la paz.
Inclusive han logrado presentar su interés particular como interés nacional. Y para ello usan el discurso y las declaraciones, unas muy elegantes, otras más chabacanas, que de igual forma "convencen" a sus adeptos de presuntas cualidades morales y supuestos intereses históricos por el bien de la Nación. Son muy habilidosos: arrastran una gran parte de la masa emotiva cada vez más enardecida. Y en medio del frenesí informativo, la gente no se detiene a reflexionar, solo se deja arrastrar por el curso de las declaraciones.
Y así van logrando su cometido: polarizar y dividir; quien no esté a favor de ninguno, de todas formas es declarado como enemigo.
Ellos no bajarán el tono, porque solo pretenden el poder político, que es muy rentable. Es la gente la que deberá aprender a sopesar las intenciones y matizar los discursos. La Alemania nazi terminó creyendo como verdad una mentira repetida mil veces.
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