En el libro "El país imaginado ", de comienzos de este año, la poeta antioqueña Piedad Bonnett pide que sean abolidos los recitales de poesía. En su lugar propone conciertos en cafés y parques, mucho cine y teatro en salas pequeñas, carnavales.
Piedad, tal vez la poeta viva más destacada de Colombia, sabe que no hay nada más aburrido y solemne que las lecturas de poemas, a no ser que el autor haya sido actor de teatro como Gómez Jattin, o histrión como los nadaístas. Ni hablar de esos vates, contagiados por Neruda y los piedracelistas, que todavía cultivan el almíbar de la declamación.
Es verdad que la poesía nació en tiempos orales y se echó a rodar por plazas al vuelo de los oídos. Pero también lo es que, cuando el mundo era niño, los juglares se esmeraban en rima, métrica y escansión para facilitar la memorización pública de sus cantos. Eran mimos, músicos, actores, bailarines, y así embelesaban con palabras la vida.
Hoy no es así. Hoy el verso es libre, cada palabra viene cargada de dinamita, es preciso leerla y repasarla hasta que el veneno se aloje en los órganos íntimos de la sorpresa y el estremecimiento. Del oído, la poesía pasó a los ojos. Por eso resultan tan lánguidos los recitales.
Por eso Cristina Toro, actriz y poeta medellinense, presenta hoy miércoles su sexto libro titulado "Los pasos del olvido ", tomando puntillosamente el desafío de Bonnett. No convocará bostezos. Hará como los antiguos rapsodas, pero con los aires diversos de las artes contemporáneas, en El Águila Descalza de su ciudad.
El libro no va solo, sino en colección con los cinco precedentes, diseñados y terminados a mano con la gracia de Frailejón Editores. El lanzamiento es una performance en técnica de collage, con eje dramático en una selección de poemas publicados desde 1994. La escenografía reúne pinturas de la serie "Brujas", de Carlos Mario Aguirre, quien además crea obras en escena y selecciona música incidental de Stockhausen, Cage, Nono y Tenney, compositores contemporáneos.
Más para los ojos: segmentos de documentales de Juan Guillermo Arredondo "El Chiqui" y secuencias de Fernando Puerta creadas para la ocasión. Coreografías y danzas de Carlos Arias, fotografía de Juan Fernando Ospina. Y música en vivo, con voz de Cristina Toro, quien fuera señalada como una de las figuras poéticas fundamentales, en la última entrevista concedida por María Mercedes Carranza n
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