Apreciada Ana Mercedes:
La administración municipal comparte plenamente la reflexión expresada por EL COLOMBIANO en su editorial titulado "El respeto por la vida", publicado el pasado domingo 2 de agosto, en el que plantea la necesidad de que en la región recuperemos el valor de la vida y fomentemos la convivencia y la solidaridad como bases para la construcción de la ciudad que soñamos.
En la Alcaldía reconocemos el momento difícil que atraviesa nuestra ciudad y somos conscientes de la necesidad de reforzar y reenfocar acciones, desde las diferentes instancias gubernamentales y sociales, para recuperar la tranquilidad y poder dirigir nuestra energía en la búsqueda del desarrollo y bienestar de toda la comunidad.
Como bien lo expresa el editorial, en los últimos años Medellín le ha apostado a la educación como herramienta privilegiada para la transformación social, hemos emprendido una serie de programas para mejorar las condiciones de vida de las personas más pobres y vulnerables y hemos cambiado los entornos físicos para que el espacio público sea el lugar de encuentro ciudadano y de las oportunidades.
También hemos tendido la mano generosa del Estado para que nuestros jóvenes vinculados a grupos ilegales regresen al seno de la sociedad y para que aquellos en alto riesgo de caer en la ilegalidad, encuentren alternativas reales para estudiar y trabajar. También brindamos atención y apoyo a las víctimas de la violencia, ya que entendemos que es un paso clave para lograr la reconciliación entre los medellinenses.
La Municipalidad hace esfuerzos importantes para mejorar la seguridad y la convivencia en todos los barrios y corregimientos, pero sabemos que falta mucho por hacer, porque la problemática que vivimos es el resultado de un proceso histórico en el que los valores de la vida, la solidaridad y el amor han sido opacados por la codicia, el odio y la "ley del más vivo.
Coincidimos con el periódico en que llegó el momento en que todas las fuerzas vivas de nuestra sociedad: el sector público, la empresa privada, los organismos no gubernamentales, la academia, el sector solidario y los medios de comunicación nos unamos para cambiar esta realidad. No podemos esperar a que sean las nuevas generaciones de medellinenses y antioqueños las que cambien el futuro. Somos nosotros, ahora, quienes tenemos la responsabilidad de neutralizar la violencia y fortalecer la convivencia, a partir de la educación, la formación para el empleo, la lucha contra la pobreza, el rodear a las instituciones legítimas, el cumplimiento de las normas y el rechazo a la corrupción y a la ilegalidad.
La criminalidad no distingue fronteras ni va a esperar a que terminen los señalamientos y la atribución de responsabilidades. La muerte y la violencia la podremos detener si actuamos juntos, con decisión, sociedad civil y Estado.
El camino que EL COLOMBIANO nos señala en su editorial, es el que debemos empezar a recorrer y mantener en el tiempo, para que en la ciudad de la esperanza florezcan de nuevo la vida y la convivencia.
Con sinceridad y afecto,
Alonso Salazar Jaramillo
Alcalde de Medellín
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