Dos jugadores reciben hoy un premio a la perseverancia, por soportar más de 10 años de duros golpes que hoy se cambian por la felicidad que tanto soñaron.
Mario Alberto Yepes y Luis Amaranto Perea, centrales por coincidencia, ya podrán decirle a sus hijos que algún día lograron clasificar con Colombia a la cita más importante del fútbol mundial, ya no cargarán con el karma de haberse quedado en el intento.
"Se siente mucha alegría, porque ha sido muy duro, por eso ha sido tan emotivo y gracias a Dios después de tantos años le pudimos dar una gran alegría al país", afirmó Perea, quien agregó que "ya nos quitamos esa pesadilla de encima, de tantos años y ahora a disfrutarlo, que es lo más importante".
Para 1998, cuando Colombia visitó su última Copa Mundo, Amaranto apenas era un adolescente que aún no debutaba. Ya estaba en Medellín, se rebuscaba la vida mientras terminaba las divisiones inferiores. Solo dos años después vino a debutar en el DIM.
Mario Yepes, por su parte, lo primero que recordó fue "tantos amigos que lucharon conmigo por mucho tiempo y no lo pudieron lograr, como Juan Pablo Ángel, Iván Ramiro Córdoba, Fredy Totono Grisales, Álex Viveros, Gerardo Bedoya, Fabián Vargas y muchos jugadores que lucharon conmigo en cada momento, por eso hoy me acuerdo de ellos más que nunca".
Y el capitán, defensa del Atalanta de Italia, reconoció que "estoy muy contento, estoy muy feliz, porque es la ilusión de mi familia, de haberme propuesto llevar de nuevo a Colombia a un Mundial, lo logramos y luchando porque la Eliminatoria es de mucho sacrificio, de muchos días, viajes, dejar a la familia sola, por eso se me vienen a la mente los muchachos que lucharon en las otras Eliminatorias conmigo y que no lo pudieron lograr, y hoy más que nunca me acuerdo es de ellos". En ese momneto, Mario ya era titular con el Deportivo Cali, pero su primera convocatoria sólo llegó hasta 1999, un año después de las lágrimas derramadas en Francia.
Ninguno de los dos tiene más experiencia que Farid Mondragón, el único sobreviviente de 1998. Pero sí cargan con el trajín de más de una década en el Viejo Continente, previo paso por los mejores equipos de Argentina. Pero también de tres eliminaciones del Mundial. Hoy, Amaranto Perea y Mario Yepes, los dos capitanes, por fin pueden festejar. Como dice Perea: "es justo".
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