Andrés, el Olímpico, no es Pila sino Lemus. No es de Cartagena, sino de San Jacinto. Dicen que hasta tiene menos años. Clasificó a los Juegos, pero aún no se siente en Londres. Algo sí tiene totalmente asegurado: una sonrisa eterna.
La historia de él es tan complicada como su clasificación a Olímpicos. Nacido en San Jacinto del Cauca, un pueblo metido en los peladeros de Bolívar, vivió entre San Marcos (Sucre), Montelíbano (Córdoba), Cartagena y Medellín, todo por la muerte violenta de su padre y los cambios de trabajo y hogar de su madre Irma.
De apellido Lemus de nacimiento, pero Pila de inscripción oficial (su abuela Bertha le puso el materno ante la notaría), vio a su primo Luis entrenando en el viejo estadio de atletismo de Cartagena y ahí se enamoró del arco.
"Fue en 2009. Yo nunca lo había visto, pero me invitaron a participar y desde eso no he parado", sostiene un chico de sangre indígena, aunque nunca ha vivido en caseríos. Se ríe cuando le hablan de las flechas, como si fuera del Viejo Oeste.
Después de un par de medallas como juvenil, todo cambió. Decidió aplazar sus estudios en grado once y le dio más duro al proceso deportivo, cambió su vivienda a Medellín, en donde convive con los risaraldenses Daniel Pachecoy Daniel Pineda , y le entregó su entrenamiento al coreano Hang Yong Kim . Hoy ve los resultados.
"Es mi primera vez en un torneo tan importante, y muy contento de poder lograr la clasificación. Ha sido mucho el trabajo", dice Andrés en las pocas palabras que se le pueden extraer al chico que tiene 19 años, aunque parece de 17.
Ya Andrés llamó a su mamá a San Marcos, en Sucre. Y aunque no tiene el tiquete asegurado, tiene una sonrisa que va más allá de los apellidos, los lugares de nacimiento, los cultivos de arroz o las flechas lanzadas. Es la alegría real de un chico que todavía no se siente en Londres.
Pico y Placa Medellín
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