Antes de cumplir los cuatro meses de edad, Andrés Felipe Posada Rueda, un pequeño que parecía completamente normal, sufrió su primera convulsión.
Desde entonces Paola y Andrés, sus padres, comenzaron a buscar una explicación sin muy buenos resultados.
En los meses siguientes vinieron muchas más convulsiones y largas estadías en clínicas, hasta que por fin les dieron el diagnóstico: Pipe tenía síndrome de Dravet o epilepsia mioclónica, es decir una lesión cerebral.
La última estadía del pequeño en la clínica fue de dos meses, de los cuales uno estuvo en cuidados intensivos. Las respuestas de los médicos no eran muy alentadoras y todos le daban a Pipe una expectativa de vida de pocos meses.
Pero Paola y Andrés decidieron hacer caso omiso de estos dictámenes y prefirieron enfrentar la muerte cara a cara para que no se llevara a Pipe. Oraciones, súplicas y mucha energía positiva no dejaron que Andrés Felipe se desapegara de sus padres, y hoy, cuatro años después, sigue vivo.
Sin embargo, por más amor que sintieran por su hijo, las esperanzas eran pocas y el primer cumpleaños del niño fue el más concurrido. "Todos pensamos que ese sería el primero y el último que pasaría, por lo que no faltó ninguno de nuestros conocidos", cuenta Paola.
Una esperanza para Pipe
Como si fuera una señal del cielo, gracias a Miriam López y Claudia Solórzano, mamás que ya habían pasado por su situación, se enteraron del Instituto Para el Desarrollo del Potencial Humano, ubicado en Filadelfia, Estados Unidos, donde trabajan con niños con lesión cerebral para que recuperen o mejoren algunas de sus funciones.
La teoría de este instituto es que si el cerebro no se estimula, así se va quedando.
Cuando Paola y Andrés acudieron al instituto les dijeron que no podían aceptar a Pipe porque no tenían más de 10 personas para dictar el curso en español, pero Paola no quedó satisfecha. Por medio de internet y conocidos logró llenar el cupo con personas de toda Suramérica, y fueron aceptados.
Este tratamiento, además de esfuerzos, requiere cumplir muchos requisitos, entre ellos, adecuar la casa para los ejercicios del niño, y mandar cada mes los avances en fotos y videos.
Tal vez uno de los requisitos más complicados es que ambos padres deben asistir al instituto dos veces al año, y ahí sí que se complica la situación, no solo por los permisos en el trabajo, sino por la parte económica.
Por eso Andrés y Paola tocaron montones de puertas y encontraron la ayuda de algunos de los mejores y más reconocidos humoristas de la ciudad, dispuestos a participar en un evento para recaudar fondos.
Andrés Tamayo, Los de Medellín, Risa Loca, Juan Machado y Fosforito estarán el 4 de marzo en el teatro de la Universidad de Medellín, con Una esperanza para Pipe, para robarles una sonrisa a todos los que estén interesados en ayudar con las expectativas de vida de este pequeño.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
