El Cristo en la cruz, tapado apenas por un pedazo de tela atada a la cintura en el fondo de la pequeña iglesia, es quizá el mejor vestido para el calor del mediodía en el corregimiento El Valle, de Toledo. Y aún así, su mirada es triste, puesta sin variación en las tres hélices que soplan sobre las cabezas del pueblo, congregado para oír al Gobernador de Antioquia hablar de Hidroituango.
Muchas de las personas amontonadas en la capilla ven por primera vez a Sergio Fajardo. Al poblado, que ha triplicado el número de habitantes en los últimos tres años, han llegado tres alcaldes y gente venida desde la cabecera y los municipios vecinos. El Valle es un hervidero por los anuncios que pueda traer la visita de los responsables de la hidroeléctrica, la más grande obra de infraestructura energética que se construye en el país.
Alrededor de 2.700 millones de metros cúbicos de agua cubrirán en 2018 el fondo del cañón del río Cauca hasta una altura de más de 200 metros. Pero el espejo de agua que estará en el futuro a los pies de las laderas, refleja desde ya las necesidades de una región, que ve una gran oportunidad en el medio billón de pesos que se invertirá durante la construcción de la hidroeléctrica en 12 municipios de la zona, pero tiene temores por los cambios que vendrán.
Tres fuentes de inversión generan la expectativa de las comunidades. Según la directora de Planeación del departamento, María Eugenia Ramos, la Gobernación destinará recursos del orden de los 30.000 millones de pesos al año para los municipios del área de influencia; un segundo renglón lo constituyen 180.000 millones de pesos del Plan Integral de Acción Social, y en tercer lugar, está el Plan de Manejo Ambiental, por más de 250.000 millones de pesos.
“Entre 2012 y 2015 serán 450.000 millones de pesos en inversión social”, explica y asegura que los proyectos pasarán por mesas de concertación en cada municipio.
Las obras deberán abarcar a Ituango, Toledo, San Andrés de Cuerquia, Valdivia, Briceño, Yarumal, Peque, Buriticá, Sabanalarga, Liborina, Olaya y Santa Fe de Antioquia. Conectividad, servicios públicos, vivienda, empleo y el mejoramiento de la infraestructura en educación y salud, están en la agenda.
Ituango más cerca
Los alcaldes de tres municipios pueden decir que sus localidades están hoy más cerca de Medellín. Con la pavimentación de la carretera, se puede llegar a San Andrés de Cuerquia en menos de tres horas, hasta Toledo en cuatro horas y a Ituango en cinco horas de viaje. El transporte público bajó las tarifas a estos dos últimos municipios entre un 15 y un 20 por ciento.
El camino a Ituango, que una ambulancia recorría en siete u ocho horas, será incluso más breve a partir de junio, una vez termine la pavimentación del tramo de 11 kilómetros entre el sector El Bombillo y el Alto del Líbano, el último trecho sin pavimentar desde Toledo. En la vía se invertirán 10.500 millones de pesos, según explica el subidrector Ambiental de EPM, Carlos Mario Méndez.
Agrega que extender las redes de gas y acueducto en Toledo y los municipios más atrasados en servicios públicos en la zona, es otro objetivo en el que se invertirán 30.000 millones de pesos. Para octubre, esperan comenzar los trabajos en este municipio, que según el Ministerio de Vivienda, está en la actualidad entre las 21 localidades del país más alejadas de tener agua potable.
Lo que cubrirá el futuro
Dos poblados no tendrán la suerte que cuentan Toledo y su corregimiento El Valle, San Andrés de Cuerquia e Ituango. Los corregimientos El Oro, de este último municipio y Barbacoas, de Peque, quedarán bajo el agua una vez se llene Hidroituango.
En la zona está contemplada la reubicación de 2.000 familias, cifra que promete incluir además a las familias más pobres en los municipios del área de influencia. La Empresa de Vivienda de Antioquia (Viva), construirá 1.300 casas, mientras que el programa Aldeas, que promueve EPM, sumará las 700 restantes.
Los barequeros, que vivían de lavar arenas del río en busca de oro, tendrán que dedicarse a otra cosa y algunos se resisten a dejar esa forma de subsistencia. Entre ellos están las voces más escépticas ante la construcción de la represa. “Muchas de las personas que devengan su sustento del río, ya no lo podrán hacer. Los que estamos cultivando en la parte baja, tampoco, porque EPM ya compró los predios”, repara Fabio Muñoz, campesino de la vereda Orejón, de Briceño.
Sin embargo, otros labriegos esperan que la realización de Hidroituango traiga progreso para sus municipios. “Espero el arreglo del pueblito, porque estamos muy aislados y tomando agua muy sucia”, señala Luis Omar García, habitante de Toledo.
Quizá con el desarrollo que imaginan él y otros pobladores, el agua sea más limpia y la capilla de El Valle, apretada con la visita del gobernador Fajardo y el crecimiento del poblado, acosado por la presión migratoria, deberá dar paso en breve a una mayor, donde el padre Marianito y los santos, testigos inmóviles de los compromisos, no aguanten tanto calor bajo los ventiladores y el Cristo tenga menos triste la mirada.