El mundo está sorprendido por la rapidez de los trabajos de rescate de los 33 mineros que el 5 de agosto quedaron atrapados 700 metros bajo tierra luego del derrumbe de la mina San José, en pleno desierto de Atacama.
Y es que el pasado 22 de agosto, cuando el mismo presidente Sebastián Piñera hizo pública la gran noticia de que todos los trabajadores estaban vivos, el cálculo de los rescatistas para regresar a los obreros a la superficie era de cuatro meses. Por eso hoy, 46 días después de ese momento, el avance de las tres máquinas perforadoras permiten hablar del sábado 9 de octubre para que todo Chile esté de fiesta con el comienzo del rescate.
Incluso ayer, exactamente dos meses después de aquel accidente, las familias de los mineros tocaron bocinas y sirenas a la misma hora a la que el derrumbe dejó asilados a estos héroes que hoy esperan por su rescate.
El vocero del Ministerio de Minas, Tomás Usuar, le confirmó a este diario que está previsto para este fin de semana que las máquinas lleguen al refugio de los mineros y que así comience la difícil labor de rescate. Usuar confirmó también que estas tareas se realizarán en la noche debido a que los mineros llevan dos meses sin ver la luz.
Una tarea de paciencia
Una tarea juiciosa y de paciencia. Así será la salida de los mineros una vez un rescatista y un paramédico lleguen a ellos y sean ubicados, uno por uno, en una especie de cápsula que los sacará a la superficie. Los que están más deprimidos y débiles serán los primeros en salir.
Según el ministro de Minas, Laurence Golborne, el acenso de los 702 metros de cada minero durará entre 40 minutos y una hora, lo que hace que el rescate de todo el grupo se prolongue incluso por varios días.
Una vez estén afuera, helicópteros los llevarán en 12 minutos a un hospital de Copiapó para estabilizarlos. Por eso, el domingo habrá helipuertos improvisados para agilizar el transporte de los obreros.
Tres perforadoras rompen la roca para llegar a los mineros. La que lleva la delantera es la T130 (Plan B), que abre un ducto de 70 centímetros de diámetro, el ancho necesario para el paso de una cápsula de acero en la que serán izados uno a uno los mineros. En algunas zonas rocosas el diámetro será de 66 centímetros, lo que, según André Sougarret, responsable del operativo, no impedirá el trabajo.
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