La salida de cuatro grandes buques de guerra de la Bahía Strelok, a 130 kilómetros de Vladivostok, ha atraído más la atención de los medios japoneses y surcoreanos que de los rusos.
Hace una semana, las naves de la Flota del Pacífico dejaron su cuartel general y pusieron rumbo al mar Amarillo para participar en las mayores maniobras navales que organizan Rusia y China.
Con estos juegos de guerra, los dos gigantes pretenden profundizar en sus relaciones estratégicas y militares.
Según un portavoz de la región militar oriental rusa, las maniobras comenzaban ayer.
"La fase activa de estos ejercicios se desarrollará entre el 22 y el 27 de abril. La parte rusa estará representada por los grandes buques antisubmarinos, el Almirante Tributs, el Mariscal Sháposhnikov y el Almirante Vinográdov ", explicó el capitán Román Mártov.
"Encabezará la columna el buque insignia de la Flota, el crucero antimisiles Variag".
Las autoridades chinas han informado que en total habrá más de 20 buques de guerra durante esos días en el mar Amarillo, cerca de la ciudad de Qingdao, base de la flota china.
Pero no han especificado la composición de su contingente. Se espera que movilice diez buques, incluyendo un destructor de misiles, naves de escolta, submarinos y fuerza aérea.
La llegada de las dos armadas a aguas próximas a Japón ha levantado nerviosismo en ese país, que mantiene conflictos fronterizos con China y con Rusia.
Tanto en Japón como en Corea del Sur temen la existencia de otros objetivos que los oficialmente expresados por los dos gigantes.
Los medios japoneses han especulado con que se trata de una advertencia a Tokio, debido a las citadas disputas marítimas.
La agencia surcoreana Yonhap ha señalado la coincidencia con otras maniobras militares, las que realizan Estados Unidos y Filipinas en el mar de China Meridional, y supone que es un intento de enseñar músculo ante la flota americana en el este de Asia.
El despliegue realizado por Rusia hace pensar que estos ejercicios serán las mayores maniobras conjuntas entre las dos armadas desde que se hicieron habituales en 2005. Ambos países movilizaron entonces un contingente compuesto por 10.000 hombres.
Las maniobras de hace siete años sirvieron para formalizar en el campo militar el entendimiento que habían alcanzado Pekín y Moscú en la economía y la diplomacia.
Esas buenas relaciones habían sido imposibles antes del fin de la URSS, debido a las enemistades de la guerra fría y a los recelos de dos pequeñas guerras fronterizas de la década de los cincuenta del siglo XX.
Con la colaboración militar de los dos gigantes de Asia, la hegemonía de Estados Unidos en la zona se pone en entredicho. El año pasado, tras una década centrado en Afganistán e Iraq, Estados Unidos volvió a reenfocar sus estrategias militares en la región Asia-Pacífico.
China ha negado que las de ahora sean unas maniobras excepcionales.
Desde el 2005, Rusia y China han puesto su cooperación militar dentro del marco del Grupo de Shanghai, compuesto también por los países centroasiáticos de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.
Estas maniobras se centrarán en simulacros de acciones antiterroristas y en la protección de las rutas marítimas con operaciones de rescate contra supuestos piratas, han explicado el almirante ruso Leonid Sujánov y el subcomandante de la flota china, Ding Yiping , que dirigirán las maniobras n
* Periodista del diario español La Vanguardia, corresponsal permanente en Moscú.
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