Corría el año 2000 cuando a Ceferino García le tocó viajar al Chocó a detectar talentos para surtir el club de su hermano Alexis García. La consigna era traer, al menos, uno que ratificara que el Pacífico colombiano es una mina inagotable de deportistas de élite.
Después de recorrer algunas poblaciones llegó a Quibdó y allí un muchacho de 15 años, en ese entonces, le llamó la atención por su tranco largo, porte físico, potencia, buena pegada, facilidad para ir y volver durante los 90 minutos en la cancha y dominio de la pelota.
Su nombre era Carlos Alberto Sánchez y lo trajo -a Medellín- acompañado del central Flavio Córdoba y el delantero Darley Mena para que se adaptara más fácil en la casa hogar del barrio La Floresta. Con la fortuna para el club, que los tres encontraron pronto asiento en Uruguay.
Allí, recuerda Ceferino, La Roca, como se le conoce hoy al responsable de la contención de la Selección de Colombia que se alista para el regreso a los mundiales de fútbol, pulió sus condiciones, aprovechó el seguimiento y a los dos años pasó al fútbol internacional sin jugar en el país.
La humildad que lo caracteriza hoy en el Elche de España fue su punto diferente y la clave para encajar en el proceso nacional desde que el entrenador Julio Avelino Comesaña se lo recomendó a su colega Jorge Luis Pinto para que lo acercara en 2007.
Una de las características que más recuerda Ceferino de su pupilo, que hace tres años visitó el semillero y le regaló guayos a los deportistas más necesitados, es la valentía. "Para él nunca ha existido la cobardía, es un jugador fuerte física y mentalmente, por eso ha llegado tan lejos y es un ejemplo a seguir. Jamás olvidó sus responsabilidades en la escuela y además de gran jugador es buena persona".
Allí, a Carlos Sánchez, al igual que Flavio Córdoba y Darley Mena, con quienes más congenió, le tocaba tender camas, recoger ropa sucia y ayudar en el aseo de la casa. "Siempre vivió y se sintió en familia y como un miembro más, tenía sus obligaciones", recuerda Ceferino.
Cuando llegó tenía menos de 15 años y sus entrenamientos fueron en las canchas de San Fernando de Itagüí y Santa Lucía. La competencia le tocó en los distintos escenarios aficionados del área metropolitana, ya que hizo parte de los torneos de la Liga Antioqueña siempre como recuperador y muy fuerte en marca.
Muchas bendiciones
Hoy, Carlos recuerda, cada vez que le preguntan, que "llegué a los 14 años a la escuela Alexis García, en la que jugué hasta los 17 cuando apareció el empresario Luis Felipe Pozo, quien me brindó la opción de jugar en el Danubio de Uruguay antes de cumplir los 18; en ese equipo me di a conocer y empezó mi historia profesional que gracias a Dios me llevó a Francia y ahora me tiene en la liga española".
Su rápida adaptación y figuración en el Danubio llevó a Sánchez al River Plate también charrúa. Corría el 2007 y estaba a punto de firmar con el Valenciennes galo, cuando Jorge Luis Pinto lo sorprendió llamándolo para un amistoso ante Panamá (mayo 9) y luego lo tuvo en todos sus planes poniéndole competencia a los entonces dueños del puesto: John Viáfara y Fabián Vargas.
Ese llamado de Pinto "fue una bendición de Dios, porque me hizo realidad el sueño de la Selección, sin mostrarme en Colombia" y empezó el proceso con la primera prueba en la Copa América de Venezuela, incluyó la Eliminatoria de Sudáfrica-2010 y tuvo la consagración en el clasificatorio hacia Brasil-2014.
Aprovechar las oportunidades ha sido la consigna de este chocoano que hoy tiene 27 años. La prueba está en que, desde ese año, no ha faltado en el combinado patrio y ha hecho parte de los últimos procesos que incluyeron a los técnicos Eduardo Lara, Hernán Bolillo Gómez, Leonel Álvarez y José Pekerman.
De ser un "desconocido" en Uruguay, Carlos pasó a ser un jugador fundamental en la estructura del elenco tricolor nacional y un profesional que progresa en cada presentación. En su mente y en la de los colombianos todavía está fresco el recuerdo de la anulada que le metió a Lionel Messi el 6 de julio de 2011 en Santa Fe, Argentina, por la Copa América y a siete grados de temperatura.
Consciente de que el fútbol es del día a día y que siempre "habrá una competencia sana en los equipos y las selecciones", Sánchez no se conformó con el llamado de Pinto ni el posterior voto de confianza de Bolillo Gómez, sino que se propuso aprovechar su experiencia en Francia para ganarse un puesto en el equipo que buscaría el regreso a la Copa Mundo.
La idea del volante chocoano siempre ha sido poner a pensar al técnico con el nivel que exhibe y lo logró tanto que estuvo en 12 de los 16 partidos de la pasada Eliminatoria, siendo el décimo jugador (de los 28 utilizados) de más minutos en el último proceso.
Y fue vital en el equilibrio que tuvo Colombia en su recorrido hacia Brasil-2014, ya que con méritos le compitió a Abel Aguilar y Fredy Guarín por el puesto de recuperador y fue titular el día de la clasificación: el 11 de octubre en el 3-3 frente a Chile poniendo a prueba su valentía.
Ese día la Selección se repuso de un 0-3 en contra para hacer estallar de júbilo a los 45.000 aficionados que en el estadio Metropolitano volvieron a creer en Colombia gracias a la aparición de una nueva generación dorada de la cual hace parte Carlos Sánchez, quien hoy también triunfa en el Elche de España
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