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“SANDY” DESMONTÓ LA CAMPAÑA

  • "SANDY" DESMONTÓ LA CAMPAÑA |
    "SANDY" DESMONTÓ LA CAMPAÑA |
01 de noviembre de 2012
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¿Cómo hacer campaña sin hacer campaña?

Barack Obama y Mitt Romney afrontan desde ayer esta pregunta. El martes, los estadounidenses están convocados a elegir al próximo presidente.

El huracán Sandy paralizó la actividad electoral. El presidente demócrata y el aspirante republicano hicieron equilibrios para evitar parecer que se aprovechan de la catástrofe sin descuidar el que ha sido su objetivo desde hace años: ganar las elecciones.

Los asesores de Obama y Romney creían tenerlo todo preparado para el 6 de noviembre. La estrategia. Los voluntarios. El mensaje. Los anuncios. El dinero.

Pero unos días antes de la elección, se ven forzados a reescribir el guion. A improvisar.

Y nada desagrada más a los equipos de campaña que improvisar. Un error de bulto a estas alturas puede costar caro. No hay margen para rectificar. Para el presidente y el candidato, una catástrofe como el Sandy, con decenas de muertos, millones de personas sin electricidad, es un campo minado que les obliga a hacer equilibrios.

¿Qué hacer? Barack Obama , a primera vista, lo tenía más fácil. Es el presidente, el comandante en jefe. Aprendidas las lecciones de la desastrosa gestión del huracán Katrina por parte de su antecesor, George W. Bush , Obama habló con los gobernadores de los estados afectados, envió mensajes solemnes a la nación, coordinó la respuesta al huracán.

Las imágenes y palabras de esta semana son su mejor momento en esta campaña, el mejor anuncio, y gratuito: un político despojado de las ropas del candidato marrullero y envuelto en el manto de líder del pueblo, por encima de las querellas partidistas.

La Casa Blanca anunció el martes que el presidente suspendería sus actos electorales para dedicarse al huracán. Su campaña para la reelección seguía enviando mensajes a sus simpatizantes para reclamar contribuciones: pero esta vez, no para sufragar la carrera electoral sino para la Cruz Roja.

¿Y Romney? A primera vista lo tiene más difícil. Nunca, como en este momento, siente la desventaja de carecer del púlpito presidencial que, más allá del color de su ocupante y en particular en momentos de crisis, irradia respeto y autoridad. El reverso, claro, es que una mala gestión -o una catástrofe fuera de control que dirija las iras de los afectados hacia Washington y el Gobierno federal- convierte al comandante en jefe en el último responsable.

En un primer momento, Romney titubeó. El lunes tardó en suspender la campaña. Pronto transformó un mitin previsto en Ohio -el estado que puede decidir esta elección- en un acto para ayudar a las víctimas.

El republicano creía llegar a la recta final con el impulso que generó su victoria en el primer debate presidencial, el 3 de octubre.

Desde hace 48 horas ya no se habla del impulso. La consigna, entre demócratas y republicanos, es evitar las estridencias, las aristas más ideológicas y virulentas de la campaña. La campaña volverá a ponerse en marcha a partir de hoy -los anuncios no cesan, y los actos electorales en favor de Obama y Romney siguen- pero quizá lo haga con otro tono. Obama y Romney declararon una tregua y se hartaron de afirmar que lo importante no era la campaña sino la ayuda a los damnificados.

No se sabe cómo influirá el Sandy en el resultado, ni a quién beneficiará. Pero ni uno ni otro olvidan su objetivo. La campaña no ha acabado: sólo ha cambiado.

La jerga política norteamericana las llama las sorpresas de octubre: la posibilidad de que, en el último mes de la campaña electoral, un acontecimiento altere el curso de la campaña.

Puede ser una guerra, una crisis financiera... Esta vez, la sorpresa de octubre ha sido el huracán Sandy.

Está por ver si afectará el resultado electoral, y en qué sentido.

Pero puede afectar la logística de la jornada electoral. Con millones de personas sin luz e infraestructuras dañadas en la Costa Este, el peligro es que el día de las elecciones, el 6 de noviembre, muchos no puedan ir a votar, por las dificultades para desplazarse o porque los colegios electorales no estén en condiciones.

El huracán ha golpeado con mayor o menor fuerza varios estados que el martes pueden decidir, entre ellos Virginia y Pensilvania.

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