Una grata coincidencia sucedió este fin de semana al ocurrir la canonización de la Madre Laura Montoya simultáneamente con la celebración del día de la madre. Dicha casualidad puede leerse como un bonito homenaje que rinde la vida a todas aquellas madres colombianas que con su admirable espíritu natural de crianza, le regalan al país cada día mejores colombianos.
La canonización de la Madre Laura llega en un momento importante para Colombia, en el cual nuestras necesidades desbordan las capacidades humanas que tenemos al alcance, por lo cual debemos encomendar el destino de nuestro país a seres superiores con capacidad de interceder por nosotros.
Santa Laura Montoya es por estos días la protagonista en nuestras oraciones, y no es para menos, ya que es la primera santa de la Iglesia católica de origen colombiano, lo cual nos llena de profundo orgullo. Cabe agregar, que la canonización de la Madre Laura junto con el pontificado del Papa Francisco, ambos de origen latinoamericano, es un enorme regalo que nos dan quienes profesamos la religión católica y un alimento para fortalecer la fe precisamente en el "año de la fe" declarado por la misma iglesia.
Los colombianos tenemos la esperanza de que la santa Laura interceda por nosotros desde las más altas dignidades de la Iglesia católica para poder alcanzar la paz que nos merecemos los colombianos e iluminar a nuestros dirigentes para poder combatir problemas que amenazan nuestro futuro como la pobreza y la corrupción.
Las enseñanzas que dejó la Madre Laura en la tierra, su obra y su vida deberían ser enseñadas ampliamente en diferentes escenarios sociales, cívicos, militares, académicos, etc., con el fin de que su obra trascienda. El mejor homenaje que se le puede hacer a nuestra santa Laura no es con otro día festivo en Colombia como lo han sugerido suspicazmente algunos congresistas por estos días, sino diseñando un plan para difundir sus ideas y sus enseñanzas en cada rincón de Colombia. Qué bueno sería que en numerosos colegios y universidades del país exista una "cátedra de la Madre Laura" en la cual los estudiantes aprendan de su obra, además los valores y principios que ella siempre predicó a lo largo de su vida.
La fiebre por la Madre Laura apenas comienza en Colombia. El fervor y el cariño que suscita su imagen será fuente de inspiración para muchos en el país. El municipio de Jericó, Antioquia, de donde es oriunda, será escenario de numerosas y constantes peregrinaciones que tendrán a esta hermosa ciudad del suroeste antioqueño como destino, impulsando así su economía. Jericó debe estar preparado para semejante demanda de servicios turísticos que se avecina. Su infraestructura turística aún es precaria, por lo cual en este sentido se espera otro milagrito de la Madre Laura.
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