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"Se me estaba yendo la mente", contó Figueroa

  • "Se me estaba yendo la mente", contó Figueroa
31 de julio de 2012
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El drama con el que el país recibió la conquista de la medalla de plata por parte de Óscar Albeiro Figueroa en los Juegos Olímpicos de Londres, el lunes pasado, tenía su razón de ser. Y no solo por la fuerza que todos hicimos a la distancia para que el pesista, oriundo de Zaragoza, la ganara sino, porque el propio deportista le reveló a su entrenador, Jáiber Manjarrés, que había entrado en un "hoyo mental" a la hora de iniciar la modalidad del envión en el camino al podio y que le impidió ganar el oro que era el gran objetivo.

Doce horas después de haber cumplido la mayor hazaña de un deportista colombiano en este tipo de eventos, al establecer un récord olímpico (317 kilos en el envión de los 62 kilogramos), Figueroa se comunicó desde Londres con Manjarrés, en Cali, para ofrecerle el triunfo y contarle algunas intimidades de esas horas previas a la competencia, así como lo vivido luego de su brillante actuación que le valió la presea y dejar un récord histórico, que fue reconocido y oficializado ayer por la Federación Internacional de Pesas.

"Me contó que se había ido de la prueba, que fueron unos instantes en los que no estaba ahí", señaló Manjarrés en diálogo con EL COLOMBIANO.

"Esta es una situación que se da con alguna frecuencia en deportistas de alto rendimiento. Lo grave es que se presentó en el peor de los momentos; sin embargo, hay que señalar que, gracias a Dios, se controló la situación y se pudo celebrar con la medalla".

Figueroa manifestó que la tabla de pesos que llevaba y acordada con sus entrenadores -Jáiber, quien se quedó en Cali, y Oswaldo Pinilla, quien lo asistió en Londres- se cumplió a cabalidad. En arranque no se tenían muchas expectativas, pero en el envión, que es el fuerte del pesista, todo iba como se había planeado hasta el momento de su bache mental.

"Cuando se dio cuenta que en arranque no le había ido tan bien como se esperaba -falló el tercer movimiento en busca de los 142 kilos-, se relajó y empezó a pensar en el envión como fórmula para asegurar la medalla de bronce y luego pensar en cómo atacar la de plata o la de oro", contó Figueroa.

En estos momentos, una duda puede ser terrible. Quizás eso ocurrió.  Y hasta le hubiera costado la medalla.

"Óscar me dijo que todo estaba dado para pelear el oro, pero cuando falló el primer levantamiento, dudó y se confundió. Y con ello, consecuentemente, llegó la segunda falla al intentar levantar nuevamente los 177 kilos. Cayó en un hoyo mental grande que lo bloqueó. Se descompuso y se le cayó toda la estantería. Era como cuando a uno se le viene el mundo encima. Eso le pasó en fracciones de segundo. Menos mal controló bien la situación y en pocos segundos recuperó toda su consciencia y pudo salir adelante".

Fueron segundos interminables en ese recorrido del camerino a la tarima para el segundo intento. Y para Figueroa, instantes nada más en los que, afortunadamente, recobró vitalidad. "Lo que más hay que destacar de este complicado momento es que sacó a relucir su casta, su temple y, como si tomara oxígeno, recuperó en forma rápida el dominio de su mente. Su experiencia y el manejo que tiene de estos momentos críticos, de tiempo atrás, le permitió recuperarse en corto tiempo. Otro deportista hubiera salido derrotado al tercer intento".

La imagen que congela la televisión de un Figueroa señalando la cabeza con un dedo al término de su ejercicio lo certifica. "Es indudable que él es consciente de esa falla mental y por eso el gesto. Eso hace más importante el momento, porque Óscar supo lo que estaba pasando y también del momento que superó".

El medallista igualmente le ratificó a su entrenador que en la tabla del envión estaba, efectivamente, arrancar en 177, seguir con 182 y terminar en 185. De no haberse cruzado ese bache, su récord hubiera sido increíble: 325 kilos, que, según Manjarrés sería difícil de romper en varios años, porque "esta división no ha tenido una gran evolución en los últimos años".

Los 185 kilos con los que llegó Figueroa los dio en uno de los chequeos previos a Londres, en España. "Estaba muy motivado por eso y porque por peso corporal hubiera derrotado a todos sus rivales.

Sigue
-Pese a los 29 años de edad y su extenso recorrido, el deportista señaló que se mantendrá en la actividad y que el próximo objetivo está trazado en Brasil 2016. Para esa época tendrá 33 años. "Una edad madura en la que los pesistas aún pueden dar mucho", advierte Manjarrés.

-Figueroa retornará mañana al país. Irá a la Casa de Nariño a ofrecerle la medalla al presidente Juan Manuel Santos y luego volará a Cali.

-¿Se podrá sostener en los 62 kilogramos o subir a 69?... "Es un deportista magro, sin grasa, poco dado a subir. Se puede mantener sin problema".

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