Soy hincha del Deportivo Independiente Medellín. Hincha conocedor del sentimiento rojo, con el que nos azotan. Ese, el del “este año sí. Ni los Pibe Valderrama, Valenciano, Gambeta Estrada, Rambo Sosa, Pato Aguilera, Leonel Álvarez, Coroncoro Perea, Palavecino, Londero o Coco Mendoza lograron darnos la felicidad anhelada. Recuerdo con dolor, 1993, que fuimos campeones durante cinco minutos y nada. Oh, dolor infame. Pero la perseverancia llevó a la victoria: 45 años después de no levantar una Copa, en 2002, el DIM lo logró para felicidad de los curtidos hinchas del Rey… no de copas, sino de corazones.
Algo similar pasa con la paz. Tantas frustraciones son equiparables con el sufrimiento rojo. Turbay tiró el lance a los guerrilleros y no le pararon bolas. Belisario Betancur fracasó con el Acuerdo de la Uribe. A Virgilio Barco le tocó lidiar con el exterminio de la Unión Patriótica y se vino al traste las posibilidades de paz con las Farc. En 1991, César Gaviria se los llevó a Tlaxcala, México y a Caracas, Venezuela. No hubo sintonía. En 1998, Samper le apostó a España y Alemania con el ELN y nada. Luego, Andrés Pastrana, les puso en bandeja de plata 42.000 km de territorio. Tres años tardó para darse cuenta de la farsa de los diálogos. Llegó Álvaro Uribe e hizo lo necesario: diezmarlos militarmente hasta que entendieran que solo se necesitaba una mesa con dos sillas para dialogar, como lo expresó Uribe, que terminó siendo el enemigo pleno.
Ahora, Colombia tiene una nueva oportunidad. Juan Manuel Santos anunció una agenda exploratoria con las Farc de cara a la paz. Algo que, en el fondo, representa la ruta correcta para acabar con el derramamiento de sangre que cumple 50 años de historia.
Hay escépticos, con argumentos. La historia conspira contra el optimismo, pues con Santos hay un halo de desconfianza, porque el hecho se mide con la vara del cálculo político. Dicen que el hombre piensa es en la reelección. ¿Por qué se dio en paralelo la crisis ministerial? Algunos aseguran que el Presidente mandó un mensaje a los partidos políticos: o están conmigo en esto o se quedan sin cuotas políticas en los ministerios. Pero lo que sería insoportable es usar la paz como estratagema para evitar la voz de otros.
Los escépticos temen volver a la pastranización de la paz, pues no podemos ser inocentes frente a lobos con piel de oveja. La seguridad se ha venido abajo en los últimos meses, lo cual, para muchos, es el resultado de que Santos no cuida los tres huevitos de Uribe.
Entonces, ¿cuáles son las claves para que funcione esta apuesta tan arriesgada? Es claro que se debe evitar los errores del pasado. Primero, dejar el afán de exhibicionismo y alejar los lagartos que quieren figurar. Segundo, no dejar de pensar en las víctimas, a quienes de alguna forma, hay que reparar de cara al perdón y la reconciliación. El establecimiento jurídico y legislativo que se está configurando debe ser objetivo, serio y metódico, para no favorecer a los pillos de camuflado y los que se camuflan de civil. Tampoco se puede crear un detrimento a las Fuerzas Armadas. El respeto que han demostrado los militares por esta oportunidad que tiene el país es una muestra de madurez. No olvidemos: las Farc nunca han demostrado voluntad de paz. Por eso, hay que hacerlas entender que el camino acertado es el diálogo, y tener la confianza de los militares, es clave.
¿Será que sí? Como buen hincha del DIM, quiero ser optimista. Guardo la esperanza de que a la paz, le pase como al DIM: tanta espera tuvo su recompensa. Esa vez, levantamos la copa con orgullo. Esperemos que ahora, podamos levantar la rama de olivo de la paz. Ese es el mejor título que podemos conseguir.
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