Los puntos que Medellín va ganando en seguridad, en ser vista como ciudad interesante para invertir y hacer negocios, se deben a la pujanza de su gente que supo enfrentar los tiempos difíciles.
No en vano, Medellín, al lado de la calurosa Cali, acaba de entrar en el ranquin entre las 20 mejores ciudades colombianas para invertir.
Cali tiene una gran ventaja y es su cercanía al Puerto de Buenaventura.
Pero Medellín logra esa distinción a pulso por estar enmarcada entre hermosas pero inquebrantables montañas que la hacen ver como aislada de los puertos y aeropuertos para recibir o exportar mercancías o productos.
De acuerdo con el Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas, Cepec, de la Universidad del Rosario y la consultora chilena IDN Inteligencia de Negocios, con base en su Índice de Atractividad de Inversiones Urbanas, Inai, según el desempeño de más de 40 indicadores, la Bella Villa sigue dando la pelea para atraer inversionistas y negocios.
Medellín se ancló en su buena calificación como "amable" en el clima de negocios con 64,36 de los 100 puntos posibles y "alta" capacidad financiera, en abierta competencia con centros de negocios en la región como Santiago de Chile, Sao Paulo en Brasil, México y Lima, la capital del Perú.
Pero a esa buena calificación hay que sumarles el empuje paisa y las ganas de seguir haciendo negocios tras la suscripción del acuerdo de preferencias arancelarias con Estados Unidos, por ejemplo, pese a los problemas para mantenernos en competencia.
Para seguir ganando posiciones, hay que trabajar más para producir con valor agregado y que nuestra competitividad no se quede relegada al café, las flores o el banano o los textiles que hemos visto están de capa caída en los grandes mercados que antes teníamos casi seguros por la calidad de los productos.
Nuestros paisanos están trabajando para brindar valor agregado en ofertas de productos exportables no tradicionales como pasabocas o snacks que van ganando terreno entre los consumidores de los Estados Unidos. Loable, pero hay que seguir sumando.
Es mejor recordar que el malo del paseo es el alto costo de producción por los líos de la infraestructura y la revaluación del peso que mantiene al dólar a precios mínimos y agriando la buena nueva de nuestras ventas externas.
Sin embargo, no hay que perder de vista que el mercado estadounidense puede mejorar, si se tiene en cuenta que su tasa de desempleo, que llegó a bordear el 10%, ahora ronda en 7,5%.
Es claro que más gente trabajando es más gente gastando, comprando y, por supuesto, consumiendo.
Por eso el influyente jefe de la FED, Ben Bernanke, sigue hablando con cautela respecto de la solidez de la economía de Estados Unidos y nadie sabe si las tasas de interés seguirán por la línea de cero o podrían comenzar a subir, lo que haría que muchos dólares emigraran y nuestra cotización doméstica del billete verde se eleve.
Es mejor no sentarse a hacer cálculos sobre la competitividad relacionada sólo a la tasa de cambio.
Hay que seguir ganando la batalla para que los paisas sigan dando ejemplo en competitividad.
Hay que competir como polo para atracción de negocios y mejor oferta de productos y servicios exportables que nos hagan revivir el orgullo y la grandeza de quienes ya nos trajeron a este camino muy bien recorrido de éxitos.
Echemos pa lante.
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