El uso de gas sarín contra civiles en Siria, la violencia contra disidentes en Cuba, la falta de independencia judicial en Venezuela y los asesinatos de manifestantes en Egipto fueron algunas de las mayores violaciones de derechos humanos en el mundo en 2013.
Esos países, junto a Ecuador, China, Irán, Corea del Norte, Rusia, Ucrania, Afganistán, República Centroafricana y Sudán del Sur acapararon las críticas del informe anual sobre derechos humanos del Departamento de Estado de E.U., enviado ayer al Congreso para servir como referencia a la hora de conceder ayuda exterior a los países.
Durante 2013, la primera potencia mundial observó en todo el mundo tendencias como la creciente represión de manifestaciones populares, el aumento de restricciones a la libertad de expresión y prensa, la impunidad de abusos cometidos por fuerzas de seguridad, la "falta de protecciones eficaces de derechos laborales" y la "marginalización de grupos vulnerables", en particular el colectivo homosexual.
Según el informe, la represión más violenta de manifestaciones en el último año tuvo lugar en Egipto, donde "las fuerzas de seguridad mataron aproximadamente entre 600 y 900 manifestantes al disolver dos protestas".
Aún así, Estados Unidos considera que la violación de derechos humanos más flagrante en 2013 tuvo lugar en Siria, donde el ataque con gas sarín atribuido al Gobierno de Bashar Al Assad dejó al menos 1.429 civiles muertos, según el Departamento de Estado.
"La tragedia que vive el pueblo sirio destaca en sus dimensiones y su coste humano" respecto al resto de violaciones en el mundo, dice el informe, que denuncia además los ataques contra civiles, las torturas y masacres, los desplazamientos forzados y el "bloqueo a la asistencia humanitaria" en el país.
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