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Que el cáncer ocular no apague su vista

En principio es asintomático y puede disminuir las probabilidades de éxito en el tratamiento. Son claves los chequeos de rutina.

  • FOTO SHUTTERSTOCK
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15 de noviembre de 2013
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Aunque en los libros de estadísticas mundiales los cánceres del sistema visual ocupen solo unos renglones, basta con que una sola persona lo padezca para otorgarle la importancia que se merece, pues además de producir en algunos casos la pérdida visual, puede disminuir la expectativa de vida de quien lo padece.

Y es que para Marcela Arango Ramírez, oftalmóloga oncóloga de la Clínica de Oftalmología Sandiego, hablar de la prevalencia de esta enfermedad en Colombia es difícil y, en el mundo, las cifras del retinoblastoma corresponden a un caso por cada 15 mil a 20 mil nacidos vivos, mientras que la incidencia del melanoma es de 5 a 7 por cada millón de habitantes en el mundo.

El retinoblastoma es una lesión que se presenta en la retina, cuya velocidad de crecimiento es incierta, y hay pérdida de la visión y estrabismo, que pueden diseminarse hacia el sistema nervioso central, el cráneo, el hueso o el pulmón y causar, además de ceguera, la muerte.

En los adultos, el melanoma también es una lesión de progresión incierta, que genera pérdida de la visión y puede generar metástasis al hígado, al pulmón o al hueso.

“El cáncer visual más frecuente en los niños es el retinoblastoma, y en los adultos es el melanoma coroideo y las metástasis oculares”, afirma la oftalmóloga oncóloga.

Pero además de este tipo de cánceres que afectan directamente el ojo, Álvaro Echeverri Bustamante, médico oftalmólogo de la Clínica de Oftalmología Sandiego, resalta que se pueden encontrar tumores en la conjuntiva, en la órbita y en los párpados.

“En la parte de atrás tenemos la córnea y en la periferia de la córnea está la conjuntiva que cubre la esclera. Hay tumores que son del epitelio, como el papiloma, y otros cánceres más escasos, como el vasocelular y el cáncer escamoso mucoepidermoide”, explica Echeverri Bustamante.

Las causas
Según Arango Ramírez, las causas de esta patología son, generalmente, esporádicas: en los adultos es el cáncer de base que tengan en otra parte del cuerpo y, en los niños, puede haber un componente genético y familiar, pero ambos tipos tienen esta característica.

Si bien para el oftalmólogo Echeverri en la etapa inicial estas lesiones intraoculares muchas veces son asintomáticas, Beatriz Eugenia Blandón Berrío, oftalmóloga pediatra de Torre Médica Ciudad del Río, habla de unas señales de alarma que es preciso tener en cuenta. 

“El principal signo de alarma del retinoblastoma es la pupila blanca, lo que se conoce como leucocoria, otro signo de tumor puede ser el estrabismo, el ojo rojo, y la inflamación de los párpados”, anota.

En los niños, dice la oftalmóloga oncóloga, el ojo se torna como el de los gatos,  con un reflejo blanco al exponerse a la luz o cuando les toman las fotos.

Es muy importante, por lo tanto, que los papás detecten que el niño no está viendo adecuadamente o esté desviando un ojo, porque esto indica que no hay estimulación de la  visión en ese ojo, lo que hace que lo pueda desviar.

“Antes de los tres años de edad los niños deben tener una evaluación completa por oftalmología para descartar alguna lesión o algún tumor”, aconseja Echeverri.

En cuanto a los tumores metastásicos en los ojos, donde los más comunes son los de tumor de pulmón y tumor de mama, recomienda que las personas que tengan este tipo de cáncer se realicen una revisión por oftalmología para descartar algún proceso dentro del ojo.

La oftalmóloga pediatra precisa que, según las edades, hay unos tumores que son más frecuentes,  de modo que,  por ejemplo, no es común encontrar un melanoma en un niño, al ser este un tumor de adultos, mientras que el retinoblastoma se puede manifestar entre los 12 y los 24 meses de edad, o a los 18 meses de edad en promedio, de ahí la importancia  de hacer revisar a los niños dilatándole la pupila y evaluándole la retina.

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