Recientemente tuve la oportunidad de visitar la zona de Urabá. Nunca en mi vida lo había hecho y tenía la percepción que sobre esa zona del departamento nos habían hecho los medios de comunicación y las noticias que se generaron allí durante muchos años de problemas y violencia.
Pero qué sorpresa tan grande y positiva me llevé. Me encontré, como me imagino que siempre ha sido, una región hermosa, pujante, llena de riquezas materiales y humanas.
Tuve la inmensa fortuna de visitar unas fincas bananeras. Seguramente no todas serán así, pero en las que estuve encontré unas infraestructuras maravillosas para los empleados y, por lo que pude apreciar, existen muchos empresarios bananeros que son muy generosos con sus trabajadores y su trato es dignificante. Tienen viviendas con altos estándares de calidad: con servicios de educación, salubridad y salud muy bien estructurados y prestados.
En Apartadó y municipios vecinos se nota el progreso. Se nota la riqueza que ha traído la industria del banano. Se nota armonía entre patronos y empleados, muchos de ellos reinsertados; y lo que más se nota es la maravillosa calidad humana de sus habitantes. Gente alegre, emprendedora, trabajadora, muy servicial.
Ojalá el departamento y el país pudiera conocer esta región tan interesante y próspera. Seguramente a muchos, como me paso a mí, les cambiaría la idea sobre ese Urabá violento y conflictivo de años atrás. Sé que todavía tienen problemas, que no todo es perfecto, pero me di cuenta que hay que estar allá para comprobar la riqueza de esa zona en todos los sentidos.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
