A pesar de la rápida, valerosa y hasta riesgosa reacción de la comunidad y de los bomberos, las llamas producidas por la explosión de tres pipetas de gas cobraron la vida de una mujer y consumieron ocho casas.
Sin embargo, la tragedia, ocurrida en el sector El Cortado, del barrio París, de Bello, pudo haber sido mayor, pues el incendio se produjo en un expendio de gas, en donde había cerca de 150 pipetas más que, con arrojo, la comunidad formando una cadeneta logró extraer del lugar y poner en sitio seguro.
La reacción inicial de los vecinos más cercanos al expendio, una vez se escuchó la primera explosión, fue salir corriendo. Algunos quisieron acudir para ver qué se podía hacer, pero fueron devueltos por otras dos estallidos.
Transcurrieron unos minutos y al ver que no continuaron las explosiones volvieron al sitio, pero el fuego se había consumido las casas aledañas.
"Cuando escuché la explosión lo único que hice fue correr y al volver vi que las llamas estaban llegando a mi casa, pero gracias a Dios no fue así", relató Sandra Suárez, en medio de lágrimas y aún con la angustia dibujada en su rostro.
Alejandro Rodríguez, empleado del expendio de gas, cuenta que, milagrosamente, se salvó de morir al lado de su patrona, María del Carmen Cadavid, porque había acabado de cambiarle el empaque al regulador de la pipeta.
"Ella estaba pelando papas y me dijo que le prestara la candela. El fogón prendió normal, pero de un momento a otro se estalló y vi que se formó un círculo todo raro y ella voló hasta el baño", comentó Alejandro.
La reacción fue salir a la calle junto a su otro compañero y cuando pensaban regresar estalló la otra y en poco tiempo vieron que ya estaba todo consumido.
Por fortuna casi todas las casas estaban desocupadas, pues muchos estaban trabajando, pero una vez avisados, entre ellos Patricia Piedrahíta, al llegar solo encontraron las cenizas de sus casas. "Hace un año me habían regalado el terreno, ya tenía todo, hasta hoy que vuelvo y ya no tengo nada".
La emergencia tuvo que ser atendida con cinco máquinas de bomberos de Bello, Copacabana, Medellín y Sabaneta y con el apoyo de una ambulancia, 36 miembros de la Policía, 54 socorristas y un centenar de personas de la comunidad.
Carlos Santa, propietario del expendio de gas, había salido hacía pocos minutos a recoger en la guardería a su hija y al regresar se encontró con la noticia de que había perdido no solo su negocio, sino también a quien era su esposa desde hace 11 años, María del Carmen.
Luego de la extinción del fuego, se procedió a asegurar el área afectada y a censar a los damnificados, por parte de la Secretaría de Bienestar Social, para proceder a la entrega de las ayudas humanitarias con el Dapard y a la ubicación de un albergue temporal.
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