Elección tras elección los vicios de la politiquería salen a flote. En la actual jornada, cuando el país se prepara para la renovación de sus dirigentes regionales, el trasteo de votos vuelve a ser tema evidente.
Varios hechos lo prueban así, pero ni la Registraduría que tiene bajo su responsabilidad la inscripción de cédulas, tiene forma de controlarlo. ¿Quién certifica que un ciudadano vive en tal municipio o dirección y, por lo tanto, es allí donde debe cumplir con su derecho constitucional de elegir o ser elegido?
El hambre, la falta de educación, el desempleo... juegan a favor de los políticos corruptos. Si no los cambiamos votando a conciencia, ellos multiplicarán esas lacras sociales. Vender el voto a través del trasteo es condenarse a la miseria eterna.
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