Se cumplen hoy 30 años del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla que conmovió profundamente al país, pues mostró la amenaza que representaba para el país el narcotráfico y habría de evidenciar con claridad su brutal empeño en cooptar la sociedad y, en particular, el poder político.
Crímenes como los perpetrados contra el entonces Ministro de Justicia, en el gobierno de Belisario Betancur; del director de El Espectador, Guillermo Cano y el de un candidato presidencial, ocurridos en esa época atroz y por igual causa, dan cuenta además del sacrificio que hicieron quienes se resistieron al oprobio del poder mafioso.
Inexcusable que el crimen contra Lara Bonilla, con todo lo que significó su lucha como símbolo contra ese mal, no tenga aún verdad plena y probada y no se haya dado un mensaje contundente a la sociedad por parte de la Justicia.
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