El tsunami bursátil de octubre de 2008 provocó en las bolsas asiáticas desplomes continuados del 10 por ciento en Tokio, Seúl y Hong Kong, que evaporaron miles de millones de dólares en el valor de las empresas cotizadas.
Los parqués del continente cierran el mes con sensación relativa de haber recuperado la cordura, pero a principios de octubre montaron en un tobogán de bajadas casi diarias que en algunos casos las llegó a dejar en mínimos no vistos en décadas.
Por ejemplo, el Nikkei cerró este lunes al nivel de 1982.
Octubre, con un carácter ominoso en la tradición de los mercados de valores, comenzó con los gobiernos occidentales hasta el cuello en un lodazal de pánico, sin poder encontrar la fórmula para rescatar a los grandes bancos.
Una vez asegurada con dinero público la supervivencia de grandes bancos de Wall Street y la City de Londres, las cosas no mejoraron. El miedo a la recesión tomó el relevo en el origen de los desplomes en los mercados.
Estabilidad macroeconómica
Los países asiáticos gozan de estabilidad macroeconómica, grandes reservas de divisas extranjeras y bancos con una mínima exposición al desbarajuste de las hipotecas subprime.
Y sin embargo el Nikkei de Tokio, el Kospi de Seúl y el Hang Seng de Hong Kong fueron las que más terreno perdieron de todos los principales parqués del mundo, alrededor de la mitad del valor con el que arrancaron el año.
En Tokio las caídas y las menos frecuentes recuperaciones del 10 por ciento se convirtieron en habituales en octubre.
Un miembro de un Fondo de Alto Riesgo (Hedge Fund) con base en Tokio dijo a Efe que, a pesar de la tímida recuperación reciente, el mercado seguirá en sus niveles actuales hasta que E.U. experimente "mejoras en su economía", algo ahora incierto a causa de "las elecciones presidenciales".
Según este inversor, si la economía de Estados Unidos no se recupera los exportadores no sostendrán sus beneficios y las bolsas seguirán en su nivel.
A las consecuencias en la economía real de la falta de crédito se sumó en octubre la imparable escalda del yen contra el euro y el dólar, un fenómeno que diezma los beneficios del importante sector exportador nipón y que puso en caída libre al Nikkei.
En cifras
El primero de octubre el índice tokiota marcaba los 11.368 enteros y el día 27 del mes tocaba fondo en los 7.162 puntos.
Es cierto que entre ambas fechas los inversores en Tokio pudieron deprimirse con las caídas del día 8 o el día 10, pero también tuvieron tiempo para descorchar champán con la espectacular subida del 14,15 por ciento del 14 de este mes.
Eso sí, si el mes que termina hoy fue negro en Japón, lo fue aún más en Seúl.
La razón del desplome surcoreano también estuvo en su divisa, el won, pero a diferencia de lo ocurrido en Japón se debió a su precio excesivamente bajo contra el dólar.
La huida masiva de capitales de la Bolsa de Seúl rebajó el precio del won hasta cotas cercanas al 40 por ciento desde principios de año, un extremo que hizo temer por la estabilidad macroeconómica del país.
Los inversores han tenido que esperar a un acuerdo extraordinario de intercambio de divisas entre las autoridades surcoreanas y la Reserva Federal de Estados Unidos para recuperar el aliento.
En Hong Kong, una plaza en la que los valores financieros tienen un peso determinante, la historia de este octubre bursátil fue similar.
Caídas históricas, pérdidas millonarias y noticias inasumibles por el mercado, como el anuncio de CITIC de que perdió 2.000 millones de dólares en operaciones de divisas.
La jornada
Este viernes las bolsas han cerrado con pérdidas relativas, dadas las circunstancias de la coyuntura económica, e incluso con ganancias, como en Corea del Sur.
Sin embargo, los inversores en los mercados asiáticos ya han superado demasiados baches en 2008 y parece que no volverán a poner su dinero a las bravas en la bolsa hasta que la confianza vuelva a los mercados.