Los egipcios están de plácemes. Un nuevo descubrimiento arqueológico se acaba de hacer en la localidad de Saqara, al suroeste de El Cairo.
Un grupo de arqueólogos locales descubrió una tumba faraónica, que contiene treinta momias y varios ataúdes de madera y de piedra, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 4.300 años. La tumba pertenece a un religioso llamado Sengim, que vivió durante la VI dinastía del Imperio Antiguo que reinó del 2575 al 2150 antes de Cristo.
En Saqara, que tiene un área de siete kilómetros cuadrados de vestigios arqueológicos, se ubicó la necrópolis de los primeros faraones. Este recinto acoge las tumbas más antiguas de Egipto.
La importancia de este nuevo hallazgo radica en que estos tesoros de la historia se quedarán en Egipto y no se irán a los salones de los museos de Europa.
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