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Un espacio humanizado para prolongar la vida

Mejorar las condiciones de vida del paciente y ofrecerle el mejor tratamiento médico y emocional es la premisa de las Unidades de Cuidado Intensivo.

  • Un espacio humanizado para prolongar la vida | En el juicio clínico el especialista debe analizar el caso particular de sus pacientes. FOTO BLOOMBERG
    Un espacio humanizado para prolongar la vida | En el juicio clínico el especialista debe analizar el caso particular de sus pacientes. FOTO BLOOMBERG
29 de enero de 2014
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Aquí la juventud no es garantía de permanecer vivos. A los 32, 44 o 72 años de edad, en la Unidad de Cuidado Intensivo, UCI, todos los pacientes tienen su vida pegada a un monitor, a un ventilador, a la experiencia de un equipo médico y por supuesto, a la voluntad divina.

No vale lo recorrido, no vale la experiencia, no vale el poder adquisitivo. Entrar en una de ellas, no como paciente sino como visitante desprevenido, evidencia además de lo complejo del ser humano su fragilidad frente a la vida.

Con cierta prevención frente a lo que pudiera encontrar, con la bata puesta y las manos lavadas me enfilé con el personal de la Unidad de Cuidado Intensivo del Hospital Pablo Tobón Uribe.

Como recitando la última lección aprendida, uno a uno, los médicos de la unidad a primera hora de la mañana dan el reporte de sus pacientes, en un lenguaje del que poco se comprende pero que revela al detalle la condición médica de quienes están en cada habitación. Es un juicio clínico en el que, según la condición del paciente, los diferentes especialistas opinan y definen el plan a seguir.

"Varias cabezas piensan mejor que una, por eso la ronda es tan importante", me dijo el jefe médico de la UCI del Hospital Pablo Tobón Uribe, Carlos Alberto Cadavid Gutiérrez.

Imágenes radiográficas, líquidos intravenosos, tubos por boca o cuello y ese sonidito de la pantalla que monitorea los signos vitales orquestaban mi estancia en la unidad.

Problemas cardiovasculares, trauma por accidente o simplemente, complicaciones derivadas de otras patologías fue la conclusión a la que pude llegar luego de recorrer cama por cama cada caso.

Una cosa me llamó la atención. En ese ambiente tan frío de las UCI -por aquello de prevenir el crecimiento bacteriano-, un detalle cálido acompañaba a varios pacientes: fotografías, imágenes religiosas y mensajes de pronta recuperación le daban ese toque más familiar, pese a que algunos de ellos no perciben ese ambiente, llevan varios días en un profundo sueño.

Termina la ronda –que se repite otras dos veces en el día- y sigue el personal de enfermería, deben cumplir con el protocolo indicado por los médicos: curaciones, transfusiones, sedaciones e higiene de los pacientes, por mencionar solo unos.

Todo el tiempo
La UCI nunca para, la unidad está activa las 24 horas, no hay espacio para el descanso y mucho menos para el error, un solo detalle olvidado puede ser fatal, por eso el personal debe cumplir a cabalidad con un protocolo de seguridad que se revisa no solo una, sino hasta dos y tres veces.

Mientras unos médicos en las unidades de trabajo dejan constancia de las decisiones tomadas y los protocolos a seguir, otros más allá, hablan con los familiares del paciente: la evolución y el proceso que viene, algunos conservan la calma, en otros el llanto lo dice todo.

Una UCI además de ser un espacio en el que se lucha por la vida es también un lugar de emociones encontradas, no solo de los pacientes y sus familias, también del personal médico. Muy lejos de lo que algunos creen, esos médicos y enfermeras comparten el dolor sobre todo, de aquellos pacientes que por sus historias de vida simplemente tocan el corazón.

"Hace poco llegó una paciente que se quemó con pólvora, a su esposo le pasó lo mismo pero estaba en otra institución y a otros tres niños más de la familia, murió uno de los niños y el señor vino a visitar a su esposa. Yo solo le pregunté si él estaba bien, me respondió: lo único que siento es un dolor en el alma. Yo me puse a llorar con él", relata –otra vez con algo de lágrimas en los ojos- Carolina Londoño enfermera jefe de la UCI.

Dolor y recuperación, atención y cuidado. La UCI es un lugar al que muchos esperamos no ir nunca. Sin embargo, estar allá es una oportunidad más para vivir.

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