Los sueños con sismos, avalanchas, inundaciones y todo tipo de desastres son constantes en la vida de Henry Peralta.
La destrucción de Armenia tras el terremoto del 25 de enero de 1999 y la impotencia al ver que los damnificados lo perdieron todo, fue lo que llevó al entonces estudiante de ingeniería civil a cambiar su idea de convertirse en ingeniero calculista y dedicarse a una rama poco conocida de su profesión: la prevención de desastres.
El responsable del cambio fue su profesor de Geología en la Universidad del Valle, Andrés Velásquez, quien trabajaba en la corporación Osso, que se encarga de labores ambientales.
"Nos fuimos 40 estudiantes a hacer una práctica. Cuando vi la desprotección en la que había quedado la gente, decidí que lo que quería hacer desde la ingeniería civil era ayudar a construir edificios resistentes", recuerda Henry.
Durante esa práctica descubrió el real significado de la vulnerabilidad y sus implicaciones desde lo social y lo económico. Por eso, su tesis fue sobre los riesgos del barrio San Antonio, uno de los más antiguos de Cali, de "construcción popular" y, por lo tanto, uno de los más vulnerables.
Lo sabe porque viene de un barrio de estrato dos y porque la casa en la que creció y las de sus vecinos se construyeron más pensando en la necesidad de un alojamiento que en la seguridad de sus habitantes. "Cuando hay un sismo las viviendas populares son las que más sufren".
Por eso cree que así como se les exige compromiso a los Gobiernos, las comunidades también deben poner de su parte para aprender a prevenir con responsabilidad.
En 2002 se graduó y emprendió un proyecto en Tumaco, donde se dedicó a analizar los riesgos por tsunami y sismos. Ese fue el principio de una carrera que lo ha llevado a trabajar con los paeces que viven en las laderas del volcán nevado del Huila, con las comunidades campesinas que viven cerca al Galeras y a servir como voluntario en las Naciones Unidas.
Henry tiene claro que cada vez que emprende un proyecto en estas comunidades vulnerables también llega a aprender porque su intención no es imponer conceptos técnicos aprendidos en la universidad, sino compartir experiencias.
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