Un antropólogo inglés afirmaba que hablar de la muerte en ciertos ambientes "ha llegado a ser un tabú como era hablar de sexualidad hace años".
En una sociedad light que solamente busca la felicidad en el confort esto es algo molesto, de mal gusto, inoportuno, como sucede en Beverly Hills, una comunidad que fue diseñada para ‘gente feliz’ donde no querían hospitales ni cementerios para no pensar en la enfermedad y la muerte, pero paradójicamente es la ciudad de los siquiatras porque allí la gente no es feliz.
Aunque muchas personas tratan de ignorar la muerte, es lo único fijo que debemos esperar, como anotaba Urquijo, el tradicional fabricante de lápidas: "Todos tenemos lista la lápida en la espalda y no falta sino ponerle la fecha".
No sabemos cuándo, dónde y cómo. "¿Pero has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la eternidad: un día, la hoja caída serás tú". (Camino ).
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