En un parque donde niños juegan y madres pasean con sus hijos en coche, un sujeto de gabardina y sombrero se sienta en una banca y toma el diario en sus manos.
Un par de minutos después otro individuo, nervioso, que mira para todos lados, se acerca y toma asiento en el otro extremo. Deja caer un papel y se marcha. El hombre del abrigo lo toma, dobla el diario y se aleja en dirección contraria.
La escena, frecuente en películas de espionaje es ahora tan desactualizada como el Arca de Noé.
Científicos anunciaron una nueva manera de cifrar mensajes mediante la coloración de bacterias gracias a la esteganografía por disposición de microbios impresos con la cual crean mensajes que pueden ser enviados por correo, desbloqueados con antibióticos y descifrados con un equipo sencillo.
Manuel Palacios, químico de Tufts University, y colegas, encriptaron mensajes utilizando varias cepas de la bacteria Escherichia coli . Cada una fue modificada para producir una proteína fluorescente diferente, que resplandece en un color distinto bajo la luz adecuada.
"Queríamos usar rasgos observables con facilidad", dijo Palacios.
Las colonias de bacterias son cultivadas en filas de puntos emparejados, cada combinación de dos colores correspondientes a una letra distinta, dígito o símbolo. Así, dos puntos amarillos significan una T, mientras que uno naranja y uno verde indican una D.
Una vez crecen, el patrón de las colonias es impreso en una hoja de microcelulosa, que es enviada en un sobre.
Quien lo recibe usa la hoja para volver a hacer crecer las bacterias en el mismo patrón y descifrar el mensaje.
Al seleccionar las cepas adecuadas de E. coli , una persona puede enviar mensajes que aparecen en períodos específicos de tiempo o que se degeneran poco a poco hasta autodestruirse, al estilo de los memos de la recordada serie televisiva Misión Imposible.
"Es fácil enviar y recibir los mensajes", dijo el químico David Walt, en cuyo laboratorio se hizo el desarrollo.
Aunque la experta Meredith Patterson, de una firma de seguridad en Florida, cree que no es un sistema muy práctico porque el mensaje se puede descifrar con uno de los pocos antibióticos que aplican, esto, según ella misma, se podría obviar enviando distintos mensajes en la misma hoja, para confundir al receptor.
Claro que Palacios piensa usar el invento para marcar, con un código de barras vivo, organismos modificados genéticamente. Buen trabajo.
Fuentes : Nature y Scientific American
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