En el blog, Dayana Mendoza, actual Miss Universo, les contaba a familiares, amigos y seguidores los detalles del viaje. Hablaba de un lugar "relajante, tranquilo y hermoso". Calificaba su experiencia de increíble y divertida. Y remataba: "no quería irme".
Se trataba de su visita a la base militar y campo de prisioneros de Guantánamo, en el suroriente de Cuba, adonde acudió, junto a Miss USA, para levantarles el ánimo a los soldados estadounidenses. La ola de indignación mundial que despertaron su mensaje y su ignorancia obligaron a que el pasado miércoles aquella notita plena de candidez y superficialidad fuera retirada de su portal de internet.
Lo peor es que se atrevió a agregar en su mensaje: "Visitamos los campos de detenidos y vimos las celdas, las duchas, cómo se entretienen con películas, clases de arte, libros. Fue todo muy interesante". Como diría mi papá: qué tan linda, pa'enmarcarla.
La reina universal de la belleza no se ha enterado aún de que Guantánamo es, hace más de seis años, una de las vergüenzas universales en materia de derechos humanos: campo de torturas, donde los prisioneros carecen de cualquier amparo legal y derecho a la defensa.
A Dayanita parece que también le inyectaron el cerebro con silicona. Pasó por Guantánamo y se deslumbró a tal punto que escribió una nota digna de revista edulcorada de turismo. "¡El agua en la Bahía es taan bonita!".
Relata Murat Kurnaz, un ex prisionero alemán que logró salir del infierno de Guantánamo: "Fui vendido a los americanos por 3.000 dólares. (...) Sí, algunos tenían 18 años (los marines que descrestaron a Dayanita) y había mujeres. '¡Somos americanos! Son terroristas, ¡la van a pagar!', y se liaban a patadas seis o siete contra alguno de nosotros hasta matarlo".
"Vivíamos en pequeñas jaulas, teníamos que estar sentados y, cuando oscurecía, tumbados boca arriba; si hablábamos entre nosotros, nos pegaban; nos torturaban a diario y de forma arbitraria. (...) debí pasar un año en aislamiento, en un agujero en absoluta oscuridad y con un frío espantoso. Durante mi estancia, el preso más joven tenía 9 años y el más anciano 105. Obligaban a los padres a ver la tortura de sus hijos y viceversa. (...) Muchos tenían las piernas, los brazos o los pies rotos a causa de los golpes, pero allí no trataban las fracturas. 'Se cura solo', decían los centinelas".
Mientras Dayanita estrena su masa encefálica, le podemos contar que el mismo FBI y el Departamento de Defensa de E.U. han consignado en sus informes internos o han aceptado que en ese "centro de detención", por donde han pasado cerca de 800 prisioneros, se aplica "coerción sicológica y física" equivalente a tortura. La soledad y el maltrato ya han inducido tres suicidios.
Según Amnistía Internacional, Guantánamo representa la "vergüenza de nuestro mundo". Por eso las naciones esperan que Barack Obama cumpla su palabra y la acabe.
Dayanita, donde estés, te lo voy a revelar en secreto: es verdad, estabas en un resort... ¡muy bien camuflado!
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