Ana, joven de 28 años, llegó a su casa tarde en la noche. Su madre la oyó abrir la puerta y, preocupada al sentir un extraño ruido, salió a ver qué pasaba. La encontró caída al lado de la entrada.
Asustada, trató por todos los medios de que volviera en sí; al no lograrlo, llamó una ambulancia.
Un cuarto de hora más tarde llegaba con su hija a la sala de emergencias de una clínica. Ana se encontraba en coma.
Los médicos le ordenaron toda clase de exámenes. Se le practicó un electrocardiograma, un escáner cerebral y cuanto análisis fue necesario para lograr identificar lo que le había causado tal estado.
Su gravedad era eminente, el equipo de cuidados intensivos trabajaba contrarreloj.
Finalmente, un médico le informó a la madre que se trataba de un coma etílico, o sea, causado por un alto contenido de alcohol en la sangre.
La joven podía no despertar del coma, o quedar con algún problema, quizá ciega o algo peor.
Tendrían que esperar.
Para agravar las cosas, le comunicó que ningún gasto médico de su hija sería cubierto por su seguro de salud por tratarse de un caso relacionado con el consumo de alcohol.
Desde hace varios años, Ana tiene un problema de alcoholismo contra el cual ha luchado seriamente.
Asiste a reuniones de Alcohólicos Anónimos, hace ejercicio por lo menos dos horas al día, practica el yoga, asiste a un psiquiatra con el cual tiene un programa de meditación y relajamiento para, supuestamente, controlar su ansiedad.
Pero, como todos sabemos, las adicciones son muy difíciles de superar y hay recaídas, algunas muy graves.
Se sabe que el alcoholismo es una grave enfermedad, reconocida como tal a nivel mundial, y que, con disciplina y ayuda médica, se puede superar.
Sin embargo, los seguros médicos se niegan a reconocer esta adicción como enfermedad.
Ana trabaja para pagar su tratamiento. Por eso, vive con su madre, pues su sueldo no le alcanza para vivir independiente. Tiene que pagar el siquiatra y las medicinas.
Esto la deprime y la hace tomar ¡Es un círculo vicioso!
El psiquiatra ha recomendado su hospitalización en un programa de desintoxicación.
Pero Ana no lo puede sufragar.
Para pagar la clínica, si despierta del coma, tendrán que endeudarse ella y su madre.
Mi pregunta es: siendo el alcoholismo una grave enfermedad ¿por qué los seguros médicos no cubren su tratamiento? Esto no tiene ningún sentido.
¡Cómo se puede negar el tratamiento de una enfermedad que puede llevar a la muerte al paciente!
Esta política de los seguros se debe corregir, es inhumana e irresponsable, castiga no solo al adicto sino, también, a su familia.
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