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HISTÓRICO
Una muy afilada Espada de Honor
  • Una muy afilada Espada de Honor | FOTO JAIME PÉREZ
    Una muy afilada Espada de Honor | FOTO JAIME PÉREZ
Por DANIEL RIVERA MARÍN | Publicado

En la primera encuesta que la firma Gallup hizo el año pasado sobre la percepción que los colombianos tenían del Gobierno, hacia el primer trimestre de 2012, el 68 por ciento de los encuestados desaprobó la gestión de Juan Manuel Santos en cuanto a seguridad.

La respuesta del Ministerio de Defensa, frente al aumento de la violencia, fue una estrategia nueva que respondiera a las dinámicas que el conflicto armado iba tejiendo: el plan de guerra Espada de Honor.

En el mapa fueron trazadas diez marcas para la ofensiva, entre los sitios elegidos estaban la antigua zona de distensión, el sur de Meta y el norte de Caquetá; el Catatumbo, en límites con Venezuela; Arauca, Cauca, Valle y Nariño —continuó el monitoreo sobre Putumayo y Vichada—. En Antioquia, las regiones de Paramillo y la frontera con Chocó.

Después de revisar los computadores de los mandos guerrilleros capturados o caídos en combate, la Inteligencia Militar determinó que de los 67 frentes de las Farc, solo 15 seguían a pie juntillas las órdenes del secretariado.

La avanzada que las Farc tuvieron en algunas regiones del país entre enero y marzo del año pasado también reveló los bastiones de la guerrilla. En estadísticas, enero de 2012 fue el mes más violento en el curso de una década. Se cometieron 156 acciones violentas en tan solo 31 días, según la Corporación Nuevo Arco Iris y el Centro Seguridad y Democracia.

Las Fuerzas Militares detectaron cambios en la estrategia de las Farc: uso masivo de explosivos, presencia de francotiradores en zonas críticas, campos minados, creación de grupos móviles de combate con un máximo de seis guerrilleros y una consolidación de las milicias urbanas.

El primer golpe de Espada de Honor tuvo lugar el 21 de marzo en Arauca, donde en una operación en la que Policía y Fuerzas Militares actuaron en conjunto, en la vereda Mata Bambú, zona rural de Arauca, fueron abatidos 33 guerrilleros y capturados otros cinco. Mientras todo sucedía, el Gobierno adelantaba diálogos exploratorios con las Farc en La Habana.

Sin embargo, y pese al éxito del plan —según lo mostró el Ministerio de Defensa en su balance de año—, aún hay que consolidarlo. Así lo piensa Ariel Ávila, investigador de Arco Iris, quien cree que Espada de Honor apenas está en marcha "porque aún a las Fuerzas Militares les cuesta leer a las Farc. Si se miran las llamadas operaciones ‘beta’ hay bajas, pero por tierra les está faltando todavía mucho".

Cuando habla de dinámica, Ávila pone un ejemplo: "el último bombardeo del año al frente quinto dejó 13 guerrilleros muertos. Era un campamento de 16, antes hubiera sido un frente de 80 personas, y es porque están replegados, porque el quinto sigue siendo un frente muy grande".

El consultor internacional en Seguridad y Defensa, John Marulanda, considera que para las Farc esta estrategia ha sido una espada de Damocles sobre todos sus frentes: "Significó la desarticulación de su estructura militar. Ahora las Farc están inhabilitadas para una campaña sostenida de acción militar. Además, hubo un progreso en las capacidades de ataque de las Fuerzas Militares".

Un viro en el plan
Ariel Ávila cree que con la consolidación del proceso de paz Gobierno-Farc y con la posible iniciación de diálogos con el Eln, los efectos de Espada de Honor pueden menguar.

Pero el analista Alfredo Rangel ve que el proceso de paz "para nada debería interrumpir la acción de las Fuerzas Militares, como ha sido hasta ahora". Además, John Marulanda dice que un cese el fuego será imposible porque "es muy seguro que después de la tregua unilateral de las Farc venga una nueva ola de ataques como la del 2012".

Por el momento, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ha manifestado que la ofensiva de Espada de Honor continuará, estrategia de seguridad que el mismo presidente Juan Manuel Santos apoya, pese al proceso de paz.

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