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UNA PRESENCIA VIVA DE MONSEÑOR ISAÍAS DUARTE EN EL URABÁ

  • MONS. LUIS ADRIANO PIEDRAHÍTA | MONS. LUIS ADRIANO PIEDRAHÍTA
    MONS. LUIS ADRIANO PIEDRAHÍTA | MONS. LUIS ADRIANO PIEDRAHÍTA
04 de abril de 2012
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En el Urabá se recuerda con vivo cariño y admiración a monseñor Isaías Duarte Cancino , a quien le correspondió ser el primer Obispo de la recién creada diócesis de Apartadó, del 15 de agosto de 1988 hasta el año de 1995, cuando fue trasladado como arzobispo a la ciudad de Cali.

La celebración de los diez años de su sacrificio ha significado para los miembros de esta Iglesia particular que tuvieron el privilegio de ser destinatarios de su pastoreo, un reavivamiento de los pensamientos que se dirigen a la presencia y a la obra de monseñor Isaías en esta región, y de los sentimientos de aprecio a su persona.

Abundantemente se ha hablado por estos días del papel preponderante que monseñor jugó en el Urabá en medio de la cruel violencia que se había desatado en la región por cuenta del conflicto entre los grupos armados en contienda. El valor del buen pastor que expone la vida por sus ovejas, su palabra valerosa y clara llamando a la paz, al respeto por la vida, a la dignidad de la persona humana, a la defensa de los derechos humanos, vuelven hoy más vivos que nunca a la memoria de los urabaenses de bien.

Pero además, quisiera resaltar el carácter emprendedor y visionario que monseñor tuvo en el empeño de equipar sólidamente la diócesis recién fundada: dos seminarios, nuevas parroquias, centros comunitarios que diseminó por la región, la construcción del lugar emblemático del santuario de Santa María la Antigua del Darién, siete colegios para niños de escasos recursos, fundaciones para atender las necesidades de la gente más necesitada víctima de la violencia.

Monseñor Isaías marcó todo un estilo de presencia y servicio episcopal en la región que sigue siendo hasta ahora inspiradora de respeto, afecto, cercanía, reconocimiento de parte de la gente de la región y de sus instituciones y fuerzas vivas para con la persona y el ministerio del Obispo.

La incidencia en la vida política y civil de Urabá fue determinante, siendo una persona que supo asociar los diferentes estamentos de la sociedad, lo que se llaman "las fuerzas vivas", para buscar propósitos comunes, consensos, acuerdos que fueran en bien de la región y de la paz. Siempre en la región se asocia a monseñor con la aparición de lo que se llamó "los amigos de Urabá", de lo que fue monseñor el gran inspirador y animador.

La oportunidad de su caridad pastoral para con los que sufrían fue evidente. Monseñor acudió por esa época a la provincial de las hermanas dominicas de la presentación para solicitarle unas religiosas que le ayudaran a atender a las viudas y huérfanos de la violencia. Así nació una obra monumental que se llama "Compartir", con centros de atención y acogida en cada una de las cabeceras municipales de las nueve que tiene el Urabá antioqueño y el de Riosucio en el Bajo Atrato.

La presencia y la obra de monseñor Isaías han continuado como un precioso legado que los obispos y la diócesis de Apartadó han recibido, en medio de un conflicto que ha ido cambiando de faz y de circunstancias.

En tal sentido, me permito hacer una aclaración a alguna afirmación que hizo uno de los expositores del simposio que se realizó en Cali en días pasados como homenaje a la memoria del pastor inmolado hace diez años, en el sentido de que con la partida de monseñor Isaías de Urabá se silenció la Iglesia, "la Iglesia de Apartadó profundizó en el silencio". Dicha afirmación pareciera decir, lo que no es cierto, que la diócesis hubiera abandonado el compromiso de acompañar a las comunidades del Urabá antioqueño y chocoano en medio de los múltiples conflictos que han sufrido y siguen sufriendo.

Existen variadas maneras de hablar: Con el verbo, del que monseñor Isaías fue un maestro, del que no ha faltado en el compromiso de los pastores de la diócesis; y con los gestos, en los que la diócesis puede preciarse de ofrecerlos abundantes en todos los momentos.

Existen varios ejemplos: comunidades de paz que nacieron al amparo de la diócesis, acompañamiento, obras sociales y presencia pastoral.

Ni la diócesis de Apartadó ha guardado silencio ni ha abandonado el camino de acompañamiento a la gente del Urabá, continuando, así, con el legado que monseñor Isaías le dejó como su fundador.

Sólo espero que la memoria que mantiene de él agradecida, ayude a esta Iglesia de Apartadó que se acerca a los veinticinco años de existencia, a seguir sirviendo generosa y sacrificadamente, como hasta ahora lo ha hecho, a la construcción del Reino de Dios en la tierra a la vez promisoria y afligida del Urabá n

*OBISPO DE APARTADÓ

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