Tienen bandas pero de música. Están armados pero de carcajadas, de abrazos, de besos, de ideas y de talento. Tienen narices rojas y pelucas, son payasos, pero no de la guerra, más bien forman un ejército de colores para la vida.
Hace ocho días marcharon por las calles de Castilla y del Doce de Octubre llevando una caravana artística. En su corazón había tristeza porque hace casi un mes asesinaron a un joven artista, pero, aún así, se maquillaron los rostros, sonaron los tambores y soplaron sus pitos.
Ese sábado llevaron alegría para decir, a su manera, que la muerte no debe volverse parte del paisaje y que el conflicto no puede encerrarlos en los barrios en los que nacieron y que los han visto convertirse en profesionales o en líderes sociales y culturales.
Integrantes de organizaciones juveniles de las comunas 5 y 6 y personas que por iniciativa propia se sumaron, se reunieron en el Colectivo por la vida, toke de salida.
Hace unos 10 meses comenzó todo, con un campamento en el que desafiaron la noche y el amanecer e invitaron a la comunidad a moldear en arcilla y a compartir alrededor de la lúdica.
No se puede vivir en toque de queda, ni por el que imponen los grupos armados ni las administraciones locales en un intento por restablecer el orden, piensa Juan Carlos Tabares, miembro del colectivo.
De ahí el nombre del grupo que tiene un equipo base de 15 líderes convencidos de que el espacio público es para la gente, a cualquier hora; y que la noche es para compartir con los amigos, para caminar, para el romance, para ver una obra de teatro, para cantar y para bailar.
El 23 de noviembre del año pasado, con antorchas en sus manos, subieron al cerro El Picacho para montar sus carpas y pasar la noche allí a punta de música. Incluso, recuerdan, algunos actores del conflicto, por un rato, se les unieron a esa jornada de paz.
Lo volverán a hacer en julio. "Este es un espacio para ser creativos, para dejarnos llevar, pero por las ideas", cree Juan Carlos.
La muerte no es lo natural
Ahí, quien lo ve pintado de payaso, Carlos Alberto David Bravo hace parte de la banda de punk Desadaptadoz.
Este rockero es el líder de enlace en la comuna 5 del proyecto Plan Desarme. En su camiseta blanca se lee "sin armas la vida es otro cuento" y, para él, se trata también de dejarse tocar el corazón.
"Ante todo, la nuestra es una propuesta de reivindicar la vida entre tanta muerte, de reivindicar los sueños que tenemos, la libertad y las carcajadas. Es tomarnos las calles porque creemos que son nuestras y tenemos que salirle adelante al miedo".
La muerte no es lo natural, le complementan Paula Andrea Vargas y Fáber Ramírez. Y el día en el que todo el mundo se resigne ante la pérdida de un ser humano, entonces, la esperanza se irá al traste, por eso, ellos hablan con pasión de la vida.
El sábado pasado, cuando marcharon, pasaron cerca de la casa del joven que había sido asesinado. En los balcones, narran los muchachos del colectivo, había algunos llorando. Ellos hicieron una pausa y les regalaron flores y abrazos.
Cuando matan a un "pelao", insiste Fáber, se acaba con un artista, un escritor o un papá. "Es preguntarnos, qué estamos perdiendo cuando hay un asesinato, porque todos perdemos, eso es indudable".
Con los murales que pintan y las acciones que desarrollan, Toke de salida quiere desmontar imaginarios: que la noche es mala, que todo joven es un pillo y que el respeto se obtiene solo con un arma.
Juntos hay menos miedo
Bandas musicales, chirimías, grupos de teatro, artistas urbanos y plásticos, poetas, escritores y hasta cineastas. Todos están en este Colectivo.
Hay más de diez organizaciones y la ola se ha ido expandiendo, cada vez más jóvenes se suman. Ya hay un reconocimiento social y ellos jalonan muchos procesos en sus comunidades.
Para Juan Carlos, si se está solo se siente más miedo. "Si te juntas con otros las cosas van cambiando y el peligro se reduce".
Esa vocación de servicio que todos comparten y que comenzaron a trabajar desde que eran adolescentes, es la que los mueve a llevar sus mensajes de convivencia pacífica.
"¿Quién manda aquí?", les preguntó una vez un actor armado. Ellos respondieron: "La comunidad".
Y así debe ser, coinciden, la voz de todos se debe escuchar. "Hay un reconocimiento al colectivo y eso nos fortalece. Somos parte de los procesos. Con abrazos nos recordamos que unos y otros nos tenemos", manifiesta Eliana Urrego.
Derribar barreras y no permitir que los jóvenes se olviden que tienen derechos, son otras luchas, agregan Yenny Bedoya Betancur y Gloria Gil Alzate.
El temor se va esfumando también, dicen, al ver a tantos niños sonreír en medio de territorios en los que se enfrentan grupos al margen de la ley.
El 5 de junio volverán a reunirse y a caminar juntos. Se pintarán los rostros, harán música, entregarán abrazos y expresarán de nuevo su amor por la vida.
Quizá los rockeros se pongan narices rojas otra vez, como lo hace Carlos Alberto, que les pedirá a los jóvenes nuevamente que no sean otro payaso más de la guerra, "porque creemos que ese es un circo demasiado horroroso y queremos decir basta, porque la vida está ahí siempre para derrotar al miedo".
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