Esta lógica es ilógica: un árbol se reemplaza con otro.
El túnel verde de Envigado-El Poblado evidencia el poco conocimiento que tiene la autoridad sobre el asunto medioambiental o que priman otros asuntos.
Pensar que talar un árbol y sembrar otro compensa como cuando uno cambia un mueble por otro es un severo error o una marcada ignorancia, común entre quienes solo creen que cemento es desarrollo.
Evidencia además que se trata de hacer las obras a cualquier precio sin tener en cuenta al ciudadano, en un impulso desarrollista distinto al desarrollo equilibrado que trae bienestar social general.
Algunos se quedaron en el pasado. Hoy no se traga entero porque hay mayor conciencia de los derechos y porque las redes sociales evitan abusos que de otra manera se cometerían.
Pero también el túnel verde evidencia otras cosas: la poca planeación para las obras y tendencias nocivas que van destruyendo la calidad de vida en una ciudad de por sí muy golpeada en lo ambiental. El túnel no se remplaza con arbustos ni con árboles. El túnel solo se remplaza con otro túnel. Lo demás son adobos para cautivar incautos.
En aras de un mal entendido ahorro o mala definición de lo que es un peatón (este necesita paisaje también) en los últimos desarrollos viales en el Aburrá, incluidos los del Metroplús, reina el cemento: se elimina la grama porque demanda mantenimiento. Se construyen aceras con ancho de varios metros, adornadas con arbolitos a los que a duras penas se les deja un espacio para enraizar. En algunas, como en Las Vegas en Sabaneta, se priorizaron matas que producen flores pero nunca sombrío y frescura. Con tanto cemento se evita tener que podar y listo el pollo.
Ha crecido así mismo el falso mito de que no se pueden sembrar árboles frondosos, que según el actuar de nuestros funcionarios deben estar en la selva al servicio de Tarzán.
Lo del túnel ha sido una protesta no tanto de ambientalistas, que hay algunos, sino de ciudadanos que han visto todos estos inconvenientes. Las aceras de estas obras no incidirían por sí solas en una mayor temperatura de la ciudad, pero sí la harían más árida, inhóspita.
El túnel ha sido un referente y un orgullo por ser una de las pocas arterias aún arborizadas. Afirmar que no hay otra solución es olvidar que Medellín se dice muy innovadora.
Lo que hay en el fondo es un desprecio por la opinión ciudadana. Una manera insostenible de entender el desarrollo.
Maullido: Terminado el cuento de los Olímpicos, ¿cuál es la prioridad de Medellín?.
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