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El Pollo Isra embruja con su polinomio

14 de junio de 2008
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Una de estas tardes, Israel Romero, uno de los mejores acordeoneros del mundo, estaba mal sentado en una silla del estudio de grabación de Discos Fuentes, como un poco desgonzado. Uno diría que estaba adormilado.

Él y su grupo llevan más de quince días grabando un nuevo álbum, con las manos mágicas del Brujo de la Consola, Darío Valenzuela. Y les falta más de quince días para terminarlo.

En el estudio apenas iluminado, una decena de personas rodeaba una consola de mil perillas. Eran los integrantes del Binomio de Oro. Algunos estaban acostados en el suelo tapizado, al otro lado de la consola; otros, sentados al lado del Pollo Isra. Sonaba un acordeón pregrabado mientras las luces de los medidores de intensidad del sonido saltaban al compás.
Estaban grabando la caja.

"Ahí está desacoplada", dijo de pronto, refiriéndose a que el cajista estaba tableteando su instrumento en forma dispareja en relación con la pista del acordeón. Era un final de canción, las últimos cinco o seis visitas de las palmas de las manos al cuero atirantado del tambor, y lo hizo repetir más de una veintena de veces.

Dejamos al Brujo de la Consola y a los músicos en el estudio y fuimos a la cocineta. Uno de los cantantes, Duván Bayona, nos preparó café e Israel, sentado a mi lado en sillas plásticas, de frente a un mesón y los gabinetes de los pocillos, evocó momentos de infancia, en su natal Villanueva.

Contó que a su casa iban los más grandes artistas vallenatos porque su papá era técnico de acordeones y por la dinastía de los Romero, muy activa en el folclor.

"Al primero que recuerdo haber conocido fue a Rafael Escalona. Yo tenía como tres o cuatro años. Llegaba siempre tan elegante, con su pistola y su sombrero..."

La primera vez que vio a Leandro Díaz, el Pollito no aguantó y se puso a llorar.
"Era la primera vez que yo veía a una persona invidente... Pero me dijeron que no hacía nada y me fui tranquilizando".

También dijo haber visto en su casa, de visita, a Luis Enrique Martínez, "el mejor de todos. Y cantaba".

Y hasta recordó para mí que, después de años de tocar los acordeones de sus hermanos, su padre, notando su talento, hipotecó en un banco una pequeña finca. Doce mil pesos valieron los dos  primeros acordeones de Israel Romero.

Lo viejo y lo nuevo
Pero él estaba ansioso de hablar del nuevo disco. "Estoy con fiebre, como un muchacho que grabara por primera vez, porque hace dos años que no saco un trabajo".

Y como un muchacho, es decir, sin pensamientos envejecidos, sigue innovando en la música, corriendo riesgos.

Cuando recién empezaba en su agrupación, a finales de los setentas integró bajo eléctrico y guitarras, con lo cual causó indignación entre ortodoxos.

Con Rafael Orozco creó ese estilo romántico que rozó otros géneros líricos, como  en la canción Esa, que el mismo Pollo Isra no se atrevía a incluir en el álbum por sentirla, por su tono menor tan romántico, o por así decirlo, un poco profana, salida de los ritmos auténticos.

"Siempre estoy innovando, pero sin olvidar las raíces. Por eso en ese mismo disco incluimos La puya vallenata, para compensar".

Y para sacar las raíces de la tierra incluyó, en el disco que ahora graban, el primer vallenato que se grabó en la historia de la industria fonográfica: Las cosas de las mujeres, de Abel Antonio Villa.

Si este caso si este caso me sucede
como le sucede cuando le sucede a otros...
Ellas no más sirven
pa dejar a los hombres locos...

Y por otra parte se atrevió a incorporar una canción con letra de su hijo, Israel David, que tiene un aire popular, con música un poco mexicanizada. Si te vas te lo pierdes.

"Sólo que es compuesta por un guajiro, con su visión del mundo y su cultura, que la hace distinta a las canciones de despecho, pues tiene el sabor vallenato y sus instrumentos".
En este tema participa el baterista de Juanes.

Y por este camino hizo una comparación entre México y Colombia: ambos han tenido revoluciones sociales, guerras de guerrillas, narcotráfico, en ambos hay ciudades de cordillera y costeñas... Y a los pueblos de ambos países les agrada la música del otro. Hay cumbias mexicanas y corridos colombianos.

"Y una de las ciudades del mundo en las que más público hemos reunido ha sido Monterrey: 120 mil personas".

Sin embargo, con todo y que estos dos temas son ejemplo de ortodoxia y heterodoxia respectivamente, no son los que impulsarán inicialmente en las emisoras. Los temas objetivo son Miradas cruzadas, una melodía romántica que interpreta Dídier Moreno, y Son amarrados -refiriéndose a las personas avaras-, en la voz de Orlando El Mono Quintero, más parrandero.

El nombre del Binomio de Oro surgió porque Israel y Rafael eran las dos figuras principales del grupo, recuerda el Pollo, recordando seguramente la lejana tarde del 16 de junio de 1976 cuando se reunieron ellos dos en casa de Lenín Bueno Suárez, oficializaron la unión y bautizaron el grupo.

Pero desde la muerte violenta de Rafael -el 10 de junio de 1992-, por lo general ha tenido varias voces al mismo tiempo. Un polinomio.

"Rafael era un cantante versátil. Su voz y estilo se prestaban para la música romántica y para la parrandera -explica Romero-. Es difícil hallar a una sola persona que reúna estas condiciones".

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