Las filtraciones de Wikileaks son un fiasco. No revelan ni uno solo de los misterios universales. No hay nada sobre la bala única de JFK ni sobre la existencia de vida extraterrestre. Ni tan siquiera una pista sobre por qué a la pregunta "¿dónde están las llaves?" las mujeres responden "donde las hayas dejado", en vez de dar coordenadas exactas.
Hace poco más de un año, en concreto el 4 de noviembre de 2009, publiqué un artículo en La Razón de Madrid titulado "Cuba reconoce su bancarrota", en el que detallaba -con la inestimable colaboración del economista disidente Óscar Espinosa Chepe- la crítica situación que atravesaba la isla. La información era parte de una serie que inicié en julio de ese mismo año, con una pieza titulada "Ahorro o muerte: perdidos en Cuba", que desmenuzaba el enésimo plan de la dictadura para obligar a los 11,4 millones de reclusos que mantiene encarcelados (toda la población) a apretarse otra vez el cinturón. Desde entonces, la cartilla de racionamiento a la que viven esposados los cubanos no ha hecho más que adelgazar en una prueba palpable de las dificultades de los Castro para encontrar distribuidores que les fíen. Pero como en Cuba todo puede empeorar, Raúl Castro anunció recientemente que el régimen estudia la supresión de esta penosa limosna alimentaria, símbolo durante decenios de una de las más férreas tiranías que conoció la humanidad.
En un país sin estadísticas fiables las estimaciones hablan de una caída del PIB cercana al 2% en 2010, aunque lo más probable es que roce el 6%. El huracán "Crisis" se ha cebado con tal fuerza que la dictadura nada puede hacer por su incapacidad crediticia y por unas arcas rebosantes de telarañas. Gobernados por una gerontocracia sin ideas que se ha visto obligada a recortar un 40% las importaciones para no seguir acumulando deudas, los cubanos llevan años trabajando como "observadores", puesto que no hay nada que hacer en un sistema que desincentiva la competencia y persigue, por imperialista, el éxito y la acumulación de capital, elemento básico para la generación de inversión como el hidrógeno es al agua. Las cacareadas reformas de Raúl no son más que parches en busca de un salvavidas al que aferrarse. Lo último parece ser la "vía vietnamita". La "Doi Moi" (Renovación) iniciada en 1986 por el Partido Comunista de Vietnam, abrió de par en par sus puertas al capitalismo y la privatización, y ha logrado convertir al país asiático en una de las economías de más rápido crecimiento bajo un control político total. Sin embargo, los Castro planean una apertura a medias para que nada escape a su control. Así, de nuevo, el fracaso está garantizado.
Ahora Wikileaks destapa lo que ya sabíamos: que diplomáticos de China, España, Canadá, Brasil, Italia, Francia y Japón coincidieron -durante un cafecito organizado por la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana- en que "la situación financiera de Cuba podría volverse fatal en dos o tres años". Alguno de los presentes se aventuró incluso a pronosticar que Cuba será insolvente en 2011, todo un vaticinio habida cuenta de que los cubanos se declaran en ruina cada vez que compran pasta de dientes. De la "exclusiva" se extrae que los diplomáticos leen la Prensa. Poco más.
La situación de Cuba es siempre peor que lo que trasluce. Un país que importa el 80% de los alimentos que consume (la mayoría a EE. UU.) está abocado al desastre, sobre todo cuando no queda plata con la que pagar a los acreedores. No esperen al nuevo año, Cuba ya está en bancarrota.
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