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El Papa Francisco regresó este miércoles, y de urgencia, a un quirófano. A sus 86 años fue intervenido de una hernia incisional y se canceló toda su agenda hasta el 18 de junio. De hecho, su salud es frágil desde que se desplaza en silla de ruedas y la delicada intervención de colon en julio de 2021.
Pero las condiciones de salud de Francisco se han deteriorado debido a los problemas que padece en una rodilla, una dolencia de la que no hay información oficial y de la que el pontífice ha dicho que no quiere operarse.
Por casi una década, el mundo lo conocía por sufrir de una ciática crónica que lo obligaba a cojear vistosamente y por la que tuvo que renunciar en varias ocasiones a ceremonias oficiales y posponer viajes. Sin embargo, Francisco cojeaba por un pie plano más que por su ciática, según escribió el médico y periodista argentino Nelson Castro en el libro “La salud de los papas”.
No obstante, con la intervención de este miércoles, las alarmas sobre la salud del Papa volvieron a saltar.
La intervención quirúrgica resulta “necesaria” por la agravación de los síntomas presentados por el sumo pontífice, indicó su equipo médico. Además, requerirá “varios días” de hospitalización, precisó el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Tras dirigir como cada semana la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano, y saludar a los fieles a bordo del “papamóvil”, el pontífice argentino fue llevado bajo escolta policial al hospital Gemelli, en el noroeste de la capital italiana, adonde llegó hacia el mediodía.
La laparotomía, la intervención que le hacen, consistente en abrir el abdomen. “La operación, preparada estos últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se ha vuelto necesaria a causa de una hernia incisional que provoca síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y en vías de agravación”, agregó Bruni.
El secretario de Estado y número dos de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, dijo que esta operación no implicará “ninguna vacancia”, “ni un remplazo temporal del papa en el ejercicio de sus funciones”.
Tras la intervención, retomará el ejercicio de su ministerio, “aunque sea desde una cama de hospital”, señaló Parolin a la prensa. “Los casos urgentes se le llevarán al hospital”, precisó.
Antecedentes médicos
El martes por la mañana, el Papa había tenido que pasar ya por el hospital Gemelli para someterse a unos “exámenes”, pero el Vaticano no detalló la naturaleza de los mismos.
En julio de 2021, el obispo de Roma tuvo que ser hospitalizado unos diez días en ese mismo hospital para someterse a una operación del colon, en la que se le extirpó una parte del mismo. Según dijo, sufrió “secuelas” de la anestesia.
A fines de marzo, Francisco, elegido papa en 2013, tuvo de nuevo que ser ingresado en el hospital Gemmeli por una infección respiratoria que requirió antibióticos.
Francisco, en todo caso, confió hace dos semanas en una entrevista con Telemundo que esta “neumonía” fue tratada “a tiempo”, y que si se hubiera esperado más tiempo, podría haber sido más grave.
La salud del santo padre ha alimentado regularmente las especulaciones sobre una posible renuncia. En varias ocasiones dijo que se plantearía dimitir -como hizo su predecesor Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre- si su salud así lo obligara, pero recientemente dijo que tal escenario no era de actualidad.
Pese a todo, Francisco mantiene su programa de viajes. A inicios de agosto tiene previsto visitar Lisboa con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y en septiembre tiene agendados sendos viajes a Mongolia y Marsella, en el sur de Francia.
El Papa es seguido de forma permanente por un equipo médico, tanto en el Vaticano como durante sus visitas al extranjero.
Un dispositivo necesario, máxime cuando tiene a sus espaldas un pesado historial clínico, ya que con 21 años sufrió una pleuresía, una afección grave que le supuso la ablación parcial de un pulmón.