viernes
3 y 2
3 y 2
Algunas calles mexicanas estallaron en algarabía en la madrugada de ayer, mientras noticieros del mundo informaban con razonable alarma la fuga de la prisión del más “poderoso, peligroso y acaudalado narcotraficante del mundo”, Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera.
Esos festejos, en distintos estados del país, reflejan la tragedia que sacude al territorio mexicano. El narcotráfico es amo y señor de la nación y, tal como coinciden expertos, hasta el gobierno se ve diminuto ante su poder de comprar y someter a sangre y fuego conciencias en toda la sociedad.
Más aún, el gobierno de Enrique Peña Nieto sufre un duro golpe a su credibilidad, en el sentido en que siempre se ha planteado como el mandato que quiere recuperar y sanear la institucionalidad en México, pero la fuga del más temido capo del crimen organizado demuestra que la realidad del país sigue en contravía.
¿Fuga de película o banal?
Ya sea por la astucia o la corrupción, una pregunta resuena en el mundo desde ayer. ¿Cómo un capo del narcotráfico, que ha sido declarado en el pasado enemigo público número 1 de la lucha mundial antidrogas, se escapa tan fácil del “Altiplano”, supuestamente la cárcel “más segura” de México?
El jefe criminal mandó a construir, desde una derruida casa que estaba en obra negra, un túnel de 1,5 kilómetros a una profundidad de 10 metros, y con una altura de 1,7 metros. Ese pasadizo fue tan perfecto, que llegó a la ducha de la celda de Loera, y solo se esperó el momento indicado para ayudar a que el capo bajara al mismo.
Tal como informó Monte Alejandro Rubido, comisionado nacional de Seguridad, en rueda de prensa a los medios internacionales, “a las 20:52 horas del sábado, en el sistema permanente de videovigilancia del Penal Federal del Altiplano I, se observó que Joaquín Guzmán Loera se aproximó al área de la regadera dentro de la estancia 20 del pasillo 2, donde habitualmente, además de su aseo personal, lavan sus enseres”.
“Al prolongarse la no visibilidad del interno, se ingresó a la celda, la cual se encontraba vacía, por lo que de inmediato se emitió la alerta correspondiente por la probable evasión del recluso”, dijo.
Asimismo, detalló que “los guardas descubrieron un hueco de 50 por 50 centímetros y 1,5 metros de profundidad”, por el que escapó. “Este desembocaba en un conducto vertical de unos 10 metros de profundidad, con una escalera que comunicaba a su vez con el túnel de 1.500 metros”.
Tal como informó el diario El Universal de México, el paso subterráneo contaba con tubería de pvc para ventilación, alumbrado y una motocicleta sobre rieles que, al parecer, fue usada para sacar la tierra.
El mundo está perplejo ante lo ocurrido, pero conociendo la realidad mexicana y los antecedentes de evasión de Loera, sin mencionar su poder criminal, expertos dentro y fuera del país veían este escenario como algo que podría ocurrir más como una anécdota cotidiana que como una evasión de película, tal como la podrían ver quienes impulsan la cultura narco.
Así lo consideró por lo menos John Marulanda, consultor internacional en temas de seguridad y defensa, en diálogo con EL COLOMBIANO.
“Es la noticia del día, pero en suma no es nada nuevo. La realidad mexicana, y en este caso en cuanto a las prisiones, es tremendamente corrupta, por la gran cantidad de dinero que mueven los narcos. No me cabe duda de que este dinero facilitó el escape del “Chapo”. Aún así, desafortunadamente, estos hechos aumentan la cultura narco en A.L., que se basa en estas acciones para crear novelas televisivas, corridos y toda una parafernalia comercial que agranda esa mitología”, explicó.
En el fondo, para definir el escape de Guzmán Loera del Centro Federal de Readaptación Social Número 1 “El Altiplano”, se llega a dos perspectivas enfrentadas: “astucia” contra corrupción.
Javier Valdez, investigador, periodista y escritor experto en narcotráfico, cree que hay algo de estas dos variables en la ecuación de su escape, pero por supuesto mucho más de la del dinero y su poder corruptor sobre las autoridades.
“La evasión fue muy bien planeada, pero para mí es indudable que hay más corrupción en ella. No se debe olvidar que es un penal de máxima seguridad, con varios perímetros de vigilancia y operativos permanentes de recorrido. Nadie se había fugado del mismo. Entonces es corrupción, tanto a niveles muy altos como a los bajos, desde celadores hasta funcionarios del gobierno. Pero es innegable que hay mucha astucia e inteligencia de los criminales al planear la fuga, una señal del poderío del cartel de Sinaloa en México”, aseguró.
Para Valdez, esos dos elementos también resaltan de “su anterior fuga, del penal de Puente Grande, en Jalisco, donde utilizó entonces un carro de ropa sucia. También coincide la corrupción de las autoridades, un fenómeno que lamentablemente no es nuevo y que los mexicanos hemos sufrido durante muchos años, sabiendo que es algo cotidiano. Poco a poco vamos a saber más detalles, ¿quién?, ¿cómo?, ¿por qué? Pero por lo pronto se puede decir casi sin duda esto: ganó nuevamente la corruptela”.
Marulanda coincidió: “además del poder del dinero para corromper, es probable que las autoridades hayan sido amenazadas con la muerte de sus familiares. En todo caso, lo más seguro es que la investigación va a encontrar que hubo complicidad de los guardias en su huida. Esto no es nada nuevo”.
Si tal vez la opinión pública mundial había mermado de momento la atención que le ponía a la compleja realidad mexicana, tras casi 10 meses de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, es claro que con la huida del “Chapo” los ojos del mundo se centran nuevamente en el fracaso mexicano en temas de seguridad y justicia, tal como en una crisis de credibilidad del gobierno de Peña Nieto.
“La fuga de Guzmán refleja la fragilidad del Estado mexicano. Refleja a su vez la debilidad del gobierno de Peña Nieto, de su mandato autoritario, represivo, torpe en sus decisiones, y que así ha aumentado los niveles de pobreza y corrupción. Pero más que todo, refleja el poderío del narco en México”, advirtió Valdez.
“Recientemente yo publiqué en redes sociales una pregunta: ¿quién manda en el país? Es obvio que mandan ellos, mandan los narcos. Yo no concibo en otro contexto, si fuera en otra nación, que un criminal tan peligroso construya un túnel de este tipo y que de repente él vaya a lavar sus cosas y en eso se les fuga”, recalcó.
Mientras la evasión del “Chapo” es la noticia del día en México, casi todos los líderes de opinión y columnistas apuntan sus críticas al gobierno de Peña Nieto y al visible fracaso de su lucha contra el detrimento de las instituciones, generado por la entrada del dinero sucio del narcotráfico en estas.
El mandatario, por su parte, se vio obligado a comparecer desde un océano de distancia (París, Francia), ante los medios y ante los mexicanos, para afirmar que la huida de Loera es una “afrenta para el Estado”.
“He dado indicaciones a la procuradora general de la República a que abra una investigación a fondo para determinar si ha habido servidores públicos en complicidad o involucrados en su escape”, agregó.
“Estamos al tanto de un hecho lamentable que ha indignado e indigna a la sociedad mexicana, y que me tiene profundamente consternado ante la fuga de uno de los delincuentes más buscados en México y en el mundo”, reiteró.
Frente a las declaraciones del presidente, Valdez cree expresar el sentimiento de buena parte de la población al afirmar que ya Peña Nieto no tiene credibilidad frente a la ciudadanía, o incluso carece de mucho más.
“Queda en entredicho la legitimidad moral del gobierno. Se ve ahora diminuto ante esta vergüenza nacional y mundial. Ante esta realidad de criminalidad, impunidad y corrupción. Ahora, queda en condiciones desfavorables para sus funciones. ¿Con qué calidad moral va a llamar Peña Nieto a los maestros a ser evaluados y ponerlos a correr si su mandato está reprobado?”, aseveró.
“¿Con qué legitimidad subió los impuestos a la comida preparada en tiendas pequeñas, donde van los albañiles a comprar un sándwich o un burrito? Ese es el gobierno que tenemos y el que “quiere”, entre comillas, sentar las bases para que el país cambie. Eso es una mentira”, añadió.
Ambos expertos reiteran que la realidad de la nación se refleja en el hecho que siguió al escape de Guzmán, el festejo de una parte de la ciudadanía.
“Este suceso refuerza a esos falsos héroes para los jóvenes pobres. Eso va ayudar a que ellos sigan entrando a las filas de soldados del narcotráfico, que son en últimas los que mueven ese negocio desde sus bases”, argumentó Marulanda.
“Lo grave todo esto es cómo nos deja este suceso como país ante el mundo, y con qué mensaje nos quedamos los ciudadanos mexicanos. ¿Qué clase de nación tenemos? Es grave que haya gente que está festejando en algunos estados. Así como marcharon tras su captura para exigir que lo dejaran en libertad, para decir que era el protector, el que los cuidaba y les daba empleo, ahora festejan y se han visto celebraciones desde anoche (sábado)”, concluyó Valdez.
Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del cierre. Máster en Periodismo - El Mundo (España). Redactor Internacional - El Colombiano.