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La huella de Perón se niega a dejar Argentina

Una colección artística que narra la política del Siglo XX saldría del país. Cuenta el legado del movimiento.

  • Imagen de Perón, Evita y Cámpora sobre bandera argentina. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
    Imagen de Perón, Evita y Cámpora sobre bandera argentina. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
  • En el centro, una figura con imágenes de movilizaciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
    En el centro, una figura con imágenes de movilizaciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
  • Afiche que data entre 1973 y 1974 en época de elecciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
    Afiche que data entre 1973 y 1974 en época de elecciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
15 de marzo de 2019
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Perón al poder, reza uno de los 2 mil afiches de la colección del fallecido artista plástico argentino Juan Carlos Romero. En el póster, que data de 1973, está la figura de Juan Domingo Perón, el hombre que dio origen al peronismo, con imágenes de movilizaciones sindicales en su interior y en su costado un corazón con los colores azul y blanco, al que solo le falta un sol en el centro para que su órgano vital sea en sí mismo la bandera de Argentina.

En otros póster que hacen parte de la antología está su segunda esposa Eva, o “Evita”, como la apodaron sus seguidores, o la sombra de su tercera cónyugue Maria Estela Martínez, “Isabelita”, como la recuerdan en el país. Esa es solo una parte de la compilación de afiches políticos que Romero reunió durante toda su vida y que juntos se conjugan en una historia gráfica de propaganda política latinoamericana, desde 1930 hasta el siglo XXI, partiendo de Argentina hasta llegar a Chile, Uruguay, Perú, Cuba, Nicaragua e incluso la Unión Soviética.

Historia a través de Romero

Y no es solo un inventario de afiches: en su registro quedaron materiales, obras gráficas y revistas que permiten reconstruir la historia cultural y política. Su obra ha sido estudiada por la organización Red Conceptualismo Sur. Una de sus investigadoras es Lucía Cañeda, quien contó a EL COLOMBIANO el relato de la obra de Juan Carlos Romero que, según su testimonio, está a punto de desaparecer.

“Él no recolectaba afiches de un sector político, sino de un amplio espectro que permiten reconstruir la historia del país.

En el centro, una figura con imágenes de movilizaciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
En el centro, una figura con imágenes de movilizaciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.

Es una herramienta difícil de conservar por su carácter efímero”, indica Cañeda. Romero era un coleccionista: guardaba los afiches en su vivienda y en la casa de sus padres, hasta que alcanzó a tener cuatro habitaciones con este material. Según ella, su deseo era crear un espacio abierto al público para que estos póster quedaran al servicio de la historia, dentro del país.

Pero esto no ocurrió. Romero falleció en 2017 y los herederos de su obra, sus hijos y su viuda, vendieron el material a través de una galería a un comprador desconocido que podría llevarlo al exterior. “No hay certeza de qué es lo que sucedió. Se dice que fue vendido a un coleccionista en Europa, otros aseguran que fue comprado por uno en Estados Unidos, el temor es que además de que salga de Argentina, sea fragmentado, lo que le quitaría potencia”, asegura.

Ahora ni siquiera sabe si la colección sigue en el país, completa, o si cruzó las fronteras de la Sudamérica que contó en su antología, que logra narrar las transformaciones del peronismo desde aquella década del 40, cuando se erigió Juan Domingo Perón y con él, el movimiento peronista.

La sombra del todo

“No es una ideología, es una vinculación fundamental para el poder político, un movimiento creado desde el Estado para responder a este. Es constitucional”, asegura Jorge Castro, columnista del diario Clarín. Perón fue el primer mandatario elegido mediante el sufragio universal y en tres décadas ganó igual número de elecciones, cuyo apellido lleva setenta años en la política del país (ver recuadro).

Un hombre que algunos recuerdan con nostalgia y otros con rabia, como Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Borges lo calificó como un “monstruo” en uno de sus cuentos. Liliana Bellone, ensayista que estudió su obra, indica que este “no solo atañe a los peronistas, sino también a la burguesía”. En La fiesta del monstruo, cuento escrito con Bioy Casares, narra el discurso que Juan Domingo dio el 17 de octubre de 1945 en la Plaza de Mayo y el teniente general es ese mismo monstruo que Borges describe en sus páginas.

Su muerte en julio de 1974 no fue el fin. “Isabelita”, su tercera esposa, terminó su mandato presidencial. En la década de los 90, Carlos Menem repreentó el justicialismo (denominación del movimiento) y después Argentina vivió doce años de la interpretación kirchnerista de Néstor y Cristina Fernández, una dinastía que se niega a morir cuando Fernández se alza como candidata aun cuando enfrenta un juicio por causas de corrupción.

Afiche que data entre 1973 y 1974 en época de elecciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.
Afiche que data entre 1973 y 1974 en época de elecciones. Crédito: Archivo Juan Carlos Romero y archivosenuso.org.

“Significó un cambio. Trastocó los cimientos más profundos, políticos y económicos, fue un modelo industrial de desarrollo autónomo, acompañado de una visión científica”, indica Verónica Piovani, decana de la facultad de Pedagogía de la Universidad Metropolitnana para la Educación y el Trabajo. Perón se acercó a los trabajadores y movimientos sindicales, grupos que mantienen su fuerza en una sociedad que en el último año se tomó las calles para protestar contra las políticas económicas del presidente Mauricio Macri, un neoliberal que en sus tiempos de campaña se acercó a su figura.

¿Y quién no es peronista?

“El peronismo no es prepotencia ni soberbia, es justicia social, luchar por igualdad de oportunidades, por la pobreza cero en la Argentina. Ese es el peronismo que yo reivindico”, dijo Macri en octubre de 2015, a dos semanas de las elecciones presidenciales en las que su principal contrincante era el representante del Partido Justicialista, Daniel Scioli.

En ese entonces era jefe de Gobierno de Buenos Aires e inauguró el primer monumento en su honor en la Capital Federal. A juzgar por el desarrollo de su presidencia, en la que desde las universidades hasta los trabajadores marcharon en su contra, no logró la afiliación del líder al que se intentó acercar.

“Los partidos políticos argentinos tienen una historia intrincada. Es muy difícil discernir ahora, por ejemplo, quién no es peronista”, indicó un profesor de Literatura de ese país a este diario. El movimiento ha asociado grupos de derecha e izquierda, proteccionistas o neoliberales, y, por supuesto, militares.

José del Tronco, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), indica que este ha contenido expresiones políticas de distinto sesgo ideológico y programáticamente diferentes entre sí. “Hoy tenemos un peronismo K y otro no K. Es una suerte de archipiélago, un conjunto de islas, que no han logrado unirse”. Pero, ¿podrá sobrevivir más allá de estas siete décadas?

En una Argentina que está a punto de culminar cuatro años de la era Macri, un presidente que alcanzó el 65 % de impopularidad según la firma Circuito, los que se perfilan como sus sucesores son peronistas: Sergio Massa, del massismo o Frente Renovador; Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, del Partido Justicialista, y Cristina Fernádez.

Si las huellas de Perón que guardó en vida el coleccionista Juan Carlos Romero salen de Argentina, los que adoptaron su legado político intentarán mantener encendida la llama que comenzó el teniente general a mediados de la década los 40. No se sabe si los afiches de Romero aún están en el país que tanto quiso, pero su nombre sigue siendo la excusa para conseguir votos en una nación que clama por salir de la crisis económica.

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